Orlando Cepeda: Nunca quise ser el Charolito Espirituano"
(Una de las primeras personalidades del deporte cubano que fue entrevistada en el programa Confesiones de Grandes del canal cubano Tele Rebelde, fue precisamente el boxeador Orlando Cepeda, “Charolito Espirituano”, poseedor de un récord casi imposible de igualar. Ni mi estimado amigo Aurelio Prieto Alemán –periodista, director y conductor del programa- ni yo –también fundador- podíamos imaginar entonces que este se convertiría en una de las emisiones más presenciadas por millones de amantes al deporte en Cuba.
Unas semanas después de la grabación de Confesiones de Grandes realicé a Charolito un testimonio-documental también para la televisión y que obtuvo Mención en Históricos en el concurso Premio Nacional de Periodismos Deportivo. Al poco tiempo falleció este atleta inigualable, pero sus vivencias quedaron para siempre eternizadas en nuestra memoria)
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"¡¿Quién te dijo que yo quería ser boxeador?!. Para mí esa era la última carta de la baraja. Lo que pasa es que... la situación estaba tan mala y...bueno ahora es otra cosa. Los boxeadores en Cuba son seres humanos, no gallos lanzados a la valla, o toros al ruedo y la gente pidiendo sangre. Y... después se consideran seres humanos. No hay dinero en el mundo que pague eso."Quién lo ve andar por las calles de la central ciudad de Sancti Spíritus no podría pensar en la proximidad de sus ochenta años. Con su porte de un lord inglés de ébano, su eterna sonrisa, y el saludo permanente para conocidos o para los que no lo son, pues todos sienten el deber de la reverencia ante quien se ha erigido como un paradigma del respeto y la caballerosidad personal y deportiva.
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Bueno, chico, a mí lo que me gustaba era la pelota –el béisbol- y en realidad que era bastante bueno, por lo menos en la liga que yo jugaba. Un día viene alguien y me dice: "...no te gustaría buscarte unos pesos"... Y yo le dije que si era honestamente, claro que sí. La situación era muy dura en la década del cuarenta en Cuba. En mi casa....bueno para que contarte...¡Aquello estaba!...El viejo trabajaba en un central cuando había zafra –producción azucarera- que eran muy cortas y cuándo estas terminaban al mes o a los dos meses... ¡Defiéndase como pueda.!Y le dije: "¿Cómo? " Y el me respondió: "Nada, simplemente con una pelea de boxeo en Caibarién", una ciudad balnearia ubicada en la provinica de Villa Clara a más de un centenar de kilómetros de Sancti Spíritus
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¿Que qué le respondí! Imagínate que yo en mi vida, no sólo nunca había boxeado, sino que jamás he tenido un problema con nadie en la calle. Yo respeto mucho al ser humano.¿Como yo iba a enfrentarme con alguien que ni era enemigo mío, ni me había ofendido, ni tan siquiera lo conocía? Le dije que no, pero le pregunté cuánto me pagarían y me dijo que quince pesos.En aquel momento era una fortuna. Había carnavales en Sancti Spíritus, y yo no tenía un centavo... Me rasqué la cabeza...le di un sacudión y... ¡Bueno, está bien! Pero, fíjate yo nunca me he puesto un guante de boxeo, así que no sé...Lejos estaba el joven Orlando Cépeda de saber que a partir de ese momento perdería este patronímico para inmortalizarse con este otro: Charolito Espirituano, que lo ha marcado para siempre en el boxeo, uno de las disciplinas más emblemáticas del acontecer deportivo cubano.
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¿Aquella pelea?... Por supuesto que la perdí. Me dieron tremenda paliza. Era un "negrazo" enorme. Pero bueno... eso no es lo más importante, sino que logré tirarlo tres veces a la lona y aquello me demostró que tenía pegada.... y cuando llegué a Sancti Spíritus me puse a meditar y bueno...ya ustedes conocen todo lo otro.Era el año 1946 y de la noche a la mañana Charolito Espirituano, comenzó a ser una leyenda en el boxeo cubano sin proponérselo. Si no hubiera sido por la necesidad económica hubiera preferido seguir siendo el humilde zapatero Orlando Cepeda.Mantiene un impresionante récord muy difícil de igualar que ni hombres como los múltiples campeones mundiales y olímpicos Teofilo Stevenson y Félix Savón pudieron lograr: ¡21 peleas consecutivas ganadas por nocaut en el primer asalto! Durante sus once años sobre el ring celebró 126 combates, ganó 102 e hizo 2 tablas.
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¡Ah!...verdad que sí. El por qué lo de Charolito. Pues porque había un pelotero profesional que le decían Charol, que según dicen se parecía a mí, o mejor dicho yo me parecía a él... y bueno... allí empezó todo y lo de "Espirituano" me lo agregaron después para identificarme con esta tierra.Charolito propinó la astronómica cifra de 78 nocaut en su brillante carrera deportiva. No sabe el por qué de su demoledora pegada.
Sólo conoce que con cualesquieras de sus dos manos sus rivales se caían a pesar de que no era partidario de los entrenamientos. Confiesa que en muchas ocasiones subía al ring sin ni siquiera hacer calentamiento.Pero confiaba mucho en mi pegada y cada vez que subía al cuadrilátero lo único que pensaba era en noquear en los tres primeros rounds. Esa era mi debilidad.
Cuándo no lo hacía y llegaba al quinto sentía mucho cansancio. La pelea más duradera fue frente a un boxeador que se llamaba Jesús Isla. Llegó a doce asaltos.Indiscutible campeón nacional de los pesos welter, Charolito marchó a Estados Unidos con "Pincho" Gutiérrez, el mismo manager que representó al inmortal Kid Chocolate, el más grande de todos los tiempos. Recuerda que lo abandonó en un hotel de New York y como no sabia un ápice de inglés "me mantuve prácticamente a huevo durante varios días."
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¿Una anécdota?...Vaya esta me da hasta pena decirla, pero... —sonríe— ... yo me encontraba entrenando en Nueva York, me parece que mi manager en ese momento era Kid Tunero, ¿lo recuerdan? . Bueno, lo cierto es que yo le pagaba tres dólares a los sparring, pero había uno que me castigaba mucho y le dije a mi entrenador... "Oye, si yo le pago a este hombre es para dar yo y él hace todo lo contrario...¿El spatting es él o yo?... Mira vamos a cambiarlo". Miré hacia todas partes y vi un gordito medio "chambón" y le dije: "Mira, habla con aquel"... el gordito vino... subió al ring y de pronto todo el mundo dejó de entrenar y comenzaron a rodearnos. ..."Oye, fulano. ¿Qué hace todo el mundo aquí? Yo no creo que sea para ver mi entrenamiento... y entonces pregunté: "Y este hombre ¿quién es?"... Oiga, casi me da un desmayo... me bajé del ring como perro que tumbó la lata...¿Ustedes saben quién era mi próximo sparring? ¡Nada más y nada menos que Rocky Marciano!
Nadie puede imaginarse que este hombre tan sencillo, amable, con porte cincuentenario a pesar de los ochenta, con un decencia sin límites y un don de atracción guardado para los que mantienen el carisma natural de los grandes, pudiera alguna vez golpear al prójimo.
"Tuve que pelar con mucha gente y en muchos países desde mil 946 hasta pasada la segunda mitad de los años cincuenta. Era el dinero mi única motivación. Me hacía falta para vivir . Sin embargo, siempre me tocó la parte más mala del botín. En ocasiones mis representantes ganaban miles de dólares en una de mis peleas y yo sólo obtenía un centenar.
Ejemplos tengo bastante. Me dolía tener que pelear con alguien que no era mi enemigo y golpearnos hasta la saciedad. El profesionalismo en el boxeo es cruel. Alguno suben a matar, sin piedad, a su contrario, yo nunca hice eso. Recuerdo en una ocasión que peleaba con un panameño.
Estaba en muy malas condiciones. Sangraba por todas partes y el público pidiendo más y más y yo no tuve el valor de rematarlo. Aquel hombre pudo morir. A los pocos días le dije a mi manager que quería visitarlo ¡Si vieras como me recibió la familia! ¡Cuánto agradecimiento! Para mí eso fue más importante que el entierro de un rival que no me había hecho nada, que sólo era mi contrincante deportivo.Charolito no deja de hablar. Su espléndido verbo no concuerda con su bajo nivel académico, pero la "universidad de la vida" lo ha convertido en un erudito con conocimientos, incluso, más allá de lo que se puede aprender en las aulas.
El es el producto de una convulsa generación que forma parte de un pasado que para desgracia de muchos países es su presente.Por primera vez desde hace poco más de cuarenta años me considero persona. Todos me tratan con respeto y me sobran los millones, quizás no de pesos, pero si de corazones. Aunque siempre hace falta, los que vivimos acá sabemos que no es el dinero lo más importante. Hay muchas cosas vitales para el ser humano que no se pueden pagar con plata.Observo a su nieto que con su uniforme de primaria está estudiando para las pruebas finales del curso. Frente a él una foto de Charolito en posición de ataque.
Sin que se dé cuenta, me acerco y leo algo de la composición que está redactando como práctica de sus exámenes:"Cuándo sea médico ayudaré a mis semejantes aquí y en cualquier parte del...". y nos vamos convencidos de que ese sueño puede ser realizable y que no tendrá que liarse a golpe con nadie para ganar unos pocos de centavos, o puede además llegar a ser un campeón de boxeo amateur que no tendrá que sentir el olor de la sangre como estímulo principal para matar a su contrario. Y ha aprendido que la solidaridad humana, el valor de la vida de sus congéneres es lo más importante.
Rafael Daniel
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