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Un justo reconlocimiento a las “Glorias Deportivas” locales espirituanas

Un justo reconlocimiento a las “Glorias Deportivas” locales espirituanas

Reciban esto como un homenaje a quiénes nunca, cuando se hable de deporte en Sancti Spíritus, deben pasar al olvido

Por Rafael Daniel

La participación de Cuba en los Juegos Olímpicos fue muy efímera en la primera mitad del siglo pasado. Sólo unos pocos integraban nuestra delegación a la magna cita deportiva mundial, por tanto, de los espirituanos… ¡Nada!

 El baskebolista Jacintón González y  la mediofondista Aurelia “Yeya” Pentón y el ciclista Inocente Lizano, se cuentan entre los primeros espirituanos en participar en Juegos Olímpicos, en la década del sesenta.

 Pero el objetivo de este trabajo no es para destacar la labor de estos prominentes atletas que lograron encumbrar el pináculo de su carrera deportiva con su presencia en JJOO.

 Se trata de distinguir a quienes, a pesar de no ser olímpicos, fueron figuras muy prominentes en el deporte espirituano de su tiempo.

 EL QUIJOTESCO CUCO

 Con entera justeza debemos comenzar por mencionar al profesor de basket Cuco Rodríguez Llorente, una de las personalidades más representativas en la denominada Ciudad del Yayabo, incluso antes del decenio de los años sesenta, aunque fue en este período en el que más se destacó.

 Recordamos a Cuco en la dura cancha de cemento del Instituto Preuniversitario Elcire Pérez –nada de tabloncillo- hoy Escuela Primaria Julio Antonio Mella. Tenía una figura quijotesca, pues era alto, delgado y un enorme bigote adornaba su noble rostro.

 Cuco siempre estaba rodeado de jóvenes atletas, entre los que se encontraban el propio Jacintón y otros, que sin desempeñarse en eventos internacionales, como este,  eran capaces de llenar el graderío aledaño a la cancha del Instituto por su extraordinario carisma: José “El Loco” García, Modesto Fons, Toný Díaz, “ “El Viejo” Benjamín, “Chucho-Sansón”, César Sorí, “El flaco” Pestana, Modesto García, quien a pesar de su baja estatura saltaba como un gamo y casi tocaba el aro, entre otros.

 Todos, o casi todos, jugaron en campeonatos nacionales, lidiando, codo a codo, con los que más brillaban en su época. Muchos procedían de escuela privadas como  Hermanos de la Salle, Academia Remington y otros colegios privados, dónde se practicaban diversas disciplina deportivas.

 CHUCHO-SANSON

 Otros destacados activistas y promotores deportivos de esos tiempos fueron José de Jesús González, hermano de Jacintón, a quien se le llamaba indistintamente “Chucho” o “Sansón”, por su imponente y musculosa figura.

 Al  polifacético “Chucho” lo mismo se le podía ver en un partido oficial de basket que en un “tres pa´ tres” a media cancha, junto a los ya mencionados y a los que se unían “Finco” Basulto y Mario “El Indio”,  entre otros. También se le veía levantando pesas o en una competencia de campo y pista lanzando la bala o el disco.

 “Chucho-Sansón” era un consumado jugador de voleibol –su deporte preferido- con tremendo poder de salto -a pesar de su impresionante peso-  y de fuerte remate, modalidad la que nos dedicábamos en esa época el que suscribe, Jorge Valdés, Eduardo “El Gordo” Meneses, Andrés “Chorizo” Emperador y el único internacional de este grupo: el emblemático Guillermo Águila, quien en una ocasión jugó en un equipo nacional que fue a Yakarta, Indonesia y ya aquello fue suficiente para llenar su ego.

 EL EBÁNICO AGUILA Y DANIEL EL BACHE 

 Águila, sin la corpulencia de “Chucho” –ambos fallecidos- era un negro alto,  fuerte, fibroso, simpático y también polifacético, pues lo mismo remataba sobre la red de voleibol, lanzaba la jabalina, que practicaba el salto alto sobre una soga o con un pértiga volaba por los aires y caía sobre un promontorio de arena, dándose unos batacasos muy fuertes de dónde salía milagrosamente ileso.

 También hizo época en su tiempo Daniel Becerra, “El Bache”, uno de los más prominentes activistas deportivos de los años sesenta, aunque aún no se le denominaba así a estos promotores, generalmente voluntarios, incluyendo a “Chucho” que era trabajador de la construcción.

 Daniel –fallecido recientemente en Estados Unidos- era de estatura media, pero con una extraordinaria definición muscular, pues practicaba lo que entonces se denominaba gimnástica, hoy gimnasia artística.

 El gimnasio estaba ubicado en un  viejo local que antes fue un templo, dentro de un terreno al que se le llamaba de La Prebisteriana, por ser propiedad de una escuela religiosa con esta denominación. Hoy se le llama el Colchón de Jaramillo, segundo apellido de un destacado profesor de judo, fallecido recientemente a edad temprana. Dentro de sus áreas aledañas, donde se jugaba béisbol,  se encuentra la heladería Coppelia de la ciudad de Sancti Spíritus.

 Aún no sé como había tantas cosas en ese reducido gimnasio: anillas, barras asimétricas, caballo de salto, barra fija, colchón de judo, bancas y otros elementos para el levantamiento de pesas, y no sé cuántas cosas más se aglutinaban en la pequeña area.

 En una parte Daniel con sus gimnastas, entre los que se encontraban su sobrino Moisés, Jesús Pita, Alberto Marín, Alberto Hernández, “Pescao”, “Jabalina”, otro, casi un niño, de nombre Ignacio, Ángelito “El Mauser” Dartayert, entre otros, mientras en otra parte guiaba el levantamiento de pesas Peralta y junto a él otros consagrados en ese deporte como “Guilermito”, “Vtico”, Máximo “El tumbador”, los Couso,  Orlando Marín, Romerito, quien también fue un excelente boxeador y muchos más.

 El colchón de judo lo presidía Carlos Alonso, quien, en ese entonces, tenía la mayor graduación en ese deporte con el cinturón azul, al igual que Pedro Guiribitey. Se contaba que habían sido alumnos de Takajama, un japonés que impartió sus conocimientos en la Sociedad El Progreso, hoy biblioteca provincial Rubén Martínez Villena.

 Este tatami fue la génesis para la formación de destacados yudocas espirituanos como Orange Marrero, Roberto Victoria Jaramillo, Valenín Lizano, Ricardo Tuero, “Tuto”, Osmundo Barbarito Marín, Luís “Partagás” y el sucampeón olímpico de Moscú-80 Rafael Rodríguez Carbonell.

 OTROS QUE DEBEMOS RECORDAR SIEMPRE

Un impulsor del deporte en aquella época, cuando apenas se contaba con el mínimo de recursos fue el villaclareño Ariel Camacho, yudoca con cinturón negro, quien estuvo al frente de la dirección de deportes en la Región Sancti Spíritus, entonces perteneciente  a la provincia de Las Villas.

 Muchos de los mencionados participaron de una u otra manera en los eventos competitivos locales organizaos por Camacho, quien aprovecho diversos escenarios para motivar la práctica deportiva.

 En el actual estadio Victoria de Girón se escenificaban competencias de atletismo donde rutilaban jóvenes velocistas como “Café”o Flores.

 Marito Paulette, con su  extraordinaria voluntad, acompañaba a Ricardo “Yénica”  Suárez –del equipo nacional-  en sus incursiones a través de decenas de kilómetros y llegó a competir en eventos nacionales con este y Capote, figuras máximas del fondo de entonces en Cuba.

 Basket y voleibol se jugaba en la cancha del Instituto, con la característica de que los asiduos del fútbol o del baloncesto formaban y competían en equipos de voleibol y viceversa.

 Recordamos también las grandes simultáneas deportivas que Ariel alentó durante jornadas nocturnas en el parque Serafín Sánchez, donde se colocaron aros móviles de basket, net de voleibol, colchones de judo, plataforma para el levantamiento de pesas, elementos de gimnástica, mesas de ajedrez, entre otros que colmaban la avidez del nutrido público en el centro de la ciudad espirituana.

 Un aparte merece una atleta para muchos desconocida: Haidé Noré, destacada pedagoga matancera radicada durante muchos años en Sancti Spíritus, quien llegó a integrar la selección nacional de baloncesto en unos juegos centroamericanos. Durante muchos años dirigió la escuela Carlos de la Torre de Sancti Spíritus. Aquí tuvo familia y aquí reposan sus restos.

 Ellos forman parte de ese numeroso ejercito de soldados desconocidos que en el mundo entero, sin tan siquiera conocerlos, se les rinde postrer homenaje, porque como dijo nuestro apóstol José Martí, Honrar Honra.

 Quizás este trabajo haya quedado incompleto, falten protagonistas  o hechos, incluso en ocasiones sólo pongo sólo su nombre o nada más su apellido y en otros sus apodos, pues acudo fundamentalmente a la memoria, pero sirva como un modesto homenaje a un grupo de Glorias Deportivas locales, precursoras de quiénes, al paso del tiempo, han integrado numerosas delegaciones cubanas a los más disímiles eventos internacionales, incluyendo Juegos Olímpicos.

 NOTA: OTROS QUE NO DEBEN PASAR AL OLVIDO

 Los que mencionamos en este trabajo se destacaron fundamentalmente en la década del sesenta, pero hubo otros que lo hicieron desde antes y marcaron también la vida deportiva de los espirituanos.

 Entonces nos vienen a la mente boxeadores magistrales como “Charolito”, “El Acorazao”, “Relampaguito”, “El Kicaro”, “Terry”, “Babosa” y peloteros como Julio “El Loco” Rojas, “Pellejo Pentón”, “Tatico” Crespo, “Violo” Moreira, Agapito Díaz, quien también fue boxeador, entre muchos otros.

Curiosidades olímpicas espirituanas y alguna internacional.

Curiosidades olímpicas espirituanas y alguna internacional.

Por Rafael Daniel

-El primer medallista olímpico espirituano fue el yudoca Rafael Rodríguez Carbonell, durante los Juegos de Moscú 80.

 

-Por primera vez en la historia de la participación de los Juegos Olímpicos en Cuba un tío y un sobrino alcanzan medalla de oro en un mismo evento: Lourdes Gourriel Delgado, sobrino de José Raúl Delgado. (Béisbol Barcelona-92)

 

-Otra de la misma familia: por primera vez un padre y un hijo logran medallas áureas olímpicas. Ellos son los peloteros Lourdes Gourriel (Barcelona-92) y su hijo Yulieski  (Atenas-04)

 

- Varios espirituanos ha tomado parte en Juegos Olímpicos en deportes acuáticos, sin embargo, todos han nacido y vivido alejados de las grandes masas de agua: Hemeregildo Palacios, Yanier Concepción,  Troadio Delgado, Maira González, Wenceslao Borroto, Horacio Cabrera y el canoísta Serguei Torres, casi todos provenientes de zonas montañosas y rurales espirituanas.

 

-Después del béisbol son los deportes acuáticos los de mayor número de espirituanos a Juegos Olímpicos.

 

Otras curiosidades olímpicas

 

El nadador estadounidense Ryan Lochte,  es hijo de madre cubana y de padre norteamericano. Lochte es campeón de los Juegos Olímpicos de 2004 en los 4 x 200 metros estilo libre, medallista de plata en los 200  estilos y campeón de los Juegos Olímpicos de 2008 en Pekín en los 200 metros espalda y los 4 x 200 estilo libre, además de medallista de bronce en los 400 m y 200 estilos. Fue el principal contrincante de Phelp en Londres-12. Ya acumula doce medallas olímpicas: Cinco oros, cuatro platas y tres bronces ha ganado Ryan, a pesar de coincidir como un fenómeno en la piscinas como Michael Phelp, a quiénes muchos comparan –cada cual en lo suyo- con el bólido de las pistas Usain Bolt.

Orlando Cepeda: “Nunca quise ser el Charolito Espirituano"

Orlando Cepeda: “Nunca quise ser el Charolito Espirituano"

(Una de las primeras personalidades del deporte cubano que fue entrevistada en el programa Confesiones de Grandes del canal cubano Tele Rebelde, fue precisamente el boxeador Orlando Cepeda,  “Charolito Espirituano”, poseedor de un récord casi imposible de igualar. Ni mi estimado amigo Aurelio Prieto Alemán –periodista, director y conductor del programa- ni yo –también fundador-  podíamos imaginar entonces que este se convertiría en una de las emisiones más presenciadas por millones de amantes al deporte en Cuba.  

Unas semanas después de la grabación de Confesiones de Grandes realicé a Charolito un testimonio-documental también para la televisión y que obtuvo Mención en Históricos en el concurso Premio Nacional de Periodismos Deportivo. Al poco tiempo falleció este atleta inigualable, pero sus vivencias  quedaron para siempre eternizadas en nuestra  memoria) 

¿?

 "¡¿Quién te dijo que yo quería ser boxeador?!. Para mí esa era la última carta de la baraja. Lo que pasa es que... la situación estaba tan mala y...bueno ahora es otra cosa. Los boxeadores en Cuba son seres humanos, no gallos lanzados a la valla, o toros al ruedo y la gente pidiendo sangre. Y... después se consideran seres humanos. No hay dinero en el mundo que pague eso."Quién lo ve andar por las calles de la central ciudad de Sancti Spíritus no podría pensar en la proximidad de sus ochenta años. Con su porte de un lord inglés de ébano, su eterna sonrisa, y el saludo permanente para conocidos o para los que no lo son, pues todos sienten el deber de la reverencia ante quien se ha erigido como un paradigma del respeto y la caballerosidad personal y deportiva.

¿....?

Bueno, chico, a mí lo que me gustaba era la pelota –el béisbol- y en realidad que era bastante bueno, por lo menos en la liga que yo jugaba. Un día viene alguien y me dice: "...no te gustaría buscarte unos pesos"... Y yo le dije que si era honestamente, claro que sí. La situación era muy dura en la década del cuarenta en Cuba. En mi casa....bueno para que contarte...¡Aquello estaba!...El viejo trabajaba en un central cuando había zafra –producción azucarera- que eran muy cortas y cuándo estas terminaban al mes o a los dos meses... ¡Defiéndase como pueda.!Y le dije: "¿Cómo? " Y el me respondió: "Nada, simplemente con una pelea de boxeo en Caibarién", una ciudad balnearia ubicada en la provinica de Villa Clara a más de un centenar de kilómetros de Sancti Spíritus

.¿....?

¿Que qué le respondí! Imagínate que yo en mi vida, no sólo nunca había boxeado, sino que jamás he tenido un problema con nadie en la calle. Yo respeto mucho al ser humano.¿Como yo iba a enfrentarme con alguien que ni era enemigo mío, ni me había ofendido, ni tan siquiera lo conocía? Le dije que no, pero le pregunté cuánto me pagarían y me dijo que quince pesos.En aquel momento era una fortuna. Había carnavales en Sancti Spíritus, y yo no tenía un centavo... Me rasqué la cabeza...le di un sacudión y... ¡Bueno, está bien! Pero, fíjate yo nunca me he puesto un guante de boxeo, así que no sé...Lejos estaba el joven Orlando Cépeda de saber que a partir de ese momento perdería este patronímico para inmortalizarse con este otro: Charolito Espirituano, que lo ha marcado para siempre en el boxeo, uno de las disciplinas más emblemáticas del acontecer deportivo cubano.

¿...?

¿Aquella pelea?... Por supuesto que la perdí. Me dieron tremenda paliza. Era un "negrazo" enorme. Pero bueno... eso no es lo más importante, sino que logré tirarlo tres veces a la lona y aquello me demostró que tenía pegada.... y cuando llegué a Sancti Spíritus me puse a meditar y bueno...ya ustedes conocen todo lo otro.Era el año 1946 y de la noche a la mañana Charolito Espirituano, comenzó a ser una leyenda en el boxeo cubano sin proponérselo. Si no hubiera sido por la necesidad económica hubiera preferido seguir siendo el humilde zapatero Orlando Cepeda.Mantiene un impresionante récord muy difícil de igualar que ni hombres como los múltiples campeones mundiales y olímpicos Teofilo Stevenson y Félix Savón pudieron lograr: ¡21 peleas consecutivas ganadas por nocaut en el primer asalto! Durante sus once años sobre el ring celebró 126 combates, ganó 102 e hizo 2 tablas.

¿...?

¡Ah!...verdad que sí. El por qué lo de Charolito. Pues porque había un pelotero profesional que le decían Charol, que según dicen se parecía a mí, o mejor dicho yo me parecía a él... y bueno... allí empezó todo y lo de "Espirituano" me lo agregaron después para identificarme con esta tierra.Charolito propinó la astronómica cifra de 78 nocaut en su brillante carrera deportiva. No sabe el por qué de su demoledora pegada.

Sólo conoce que con cualesquieras de sus dos manos sus rivales se caían a pesar de que no era partidario de los entrenamientos. Confiesa que en muchas ocasiones subía al ring sin ni siquiera hacer calentamiento.Pero confiaba mucho en mi pegada y cada vez que subía al cuadrilátero lo único que pensaba era en noquear en los tres primeros rounds. Esa era mi debilidad.

Cuándo no lo hacía y llegaba al quinto sentía mucho cansancio. La pelea más duradera fue frente a un boxeador que se llamaba Jesús Isla. Llegó a doce asaltos.Indiscutible campeón nacional de los pesos welter, Charolito marchó a Estados Unidos con "Pincho" Gutiérrez, el mismo manager que representó al inmortal Kid Chocolate, el más grande de todos los tiempos. Recuerda que lo abandonó en un hotel de New York y como no sabia un ápice de inglés "me mantuve prácticamente a huevo durante varios días."

¿...?

¿Una anécdota?...Vaya esta me da hasta pena decirla, pero... —sonríe— ... yo me encontraba entrenando en Nueva York, me parece que mi manager en ese momento era Kid Tunero, ¿lo recuerdan? . Bueno, lo cierto es que yo le pagaba tres dólares a los sparring, pero había uno que me castigaba mucho y le dije a mi entrenador... "Oye, si yo le pago a este hombre es para dar yo y él hace todo lo contrario...¿El spatting es él o yo?... Mira vamos a cambiarlo". Miré hacia todas partes y vi un gordito medio "chambón" y le dije: "Mira, habla con aquel"... el gordito vino... subió al ring y de pronto todo el mundo dejó de entrenar y comenzaron a rodearnos. ..."Oye, fulano. ¿Qué hace todo el mundo aquí? Yo no creo que sea para ver mi entrenamiento... y entonces pregunté: "Y este hombre ¿quién es?"... Oiga, casi me da un desmayo... me bajé del ring como perro que tumbó la lata...¿Ustedes saben quién era mi próximo sparring? ¡Nada más y nada menos que Rocky Marciano!

Nadie puede imaginarse que este hombre tan sencillo, amable, con porte cincuentenario a pesar de los ochenta, con un decencia sin límites y un don de atracción guardado para los que mantienen el carisma natural de los grandes, pudiera alguna vez golpear al prójimo.

"Tuve que pelar con mucha gente y en muchos países desde mil 946 hasta pasada la segunda mitad de los años cincuenta. Era el dinero mi única motivación. Me hacía falta para vivir . Sin embargo, siempre me tocó la parte más mala del botín. En ocasiones mis representantes ganaban miles de dólares en una de mis peleas y yo sólo obtenía un centenar.

Ejemplos tengo bastante. Me dolía tener que pelear con alguien que no era mi enemigo y golpearnos hasta la saciedad. El profesionalismo en el boxeo es cruel. Alguno suben a matar, sin piedad, a su contrario, yo nunca hice eso. Recuerdo en una ocasión que peleaba con un panameño.

Estaba en muy malas condiciones. Sangraba por todas partes y el público pidiendo más y más y yo no tuve el valor de rematarlo. Aquel hombre pudo morir. A los pocos días le dije a mi manager que quería visitarlo ¡Si vieras como me recibió la familia! ¡Cuánto agradecimiento! Para mí eso fue más importante que el entierro de un rival que no me había hecho nada, que sólo era mi contrincante deportivo.Charolito no deja de hablar. Su espléndido verbo no concuerda con su bajo nivel académico, pero la "universidad de la vida" lo ha convertido en un erudito con conocimientos, incluso, más allá de lo que se puede aprender en las aulas.

El es el producto de una convulsa generación que forma parte de un pasado que para desgracia de muchos países es su presente.Por primera vez desde hace poco más de cuarenta años me considero persona. Todos me tratan con respeto y me sobran los millones, quizás no de pesos, pero si de corazones. Aunque siempre hace falta, los que vivimos acá sabemos que no es el dinero lo más importante. Hay muchas cosas vitales para el ser humano que no se pueden pagar con plata.Observo a su nieto que con su uniforme de primaria está estudiando para las pruebas finales del curso. Frente a él una foto de Charolito en posición de ataque.

Sin que se dé cuenta, me acerco y leo algo de la composición que está redactando como práctica de sus exámenes:"Cuándo sea médico ayudaré a mis semejantes aquí y en cualquier parte del...". y nos vamos convencidos de que ese sueño puede ser realizable y que no tendrá que liarse a golpe con nadie para ganar unos pocos de centavos, o puede además llegar a ser un campeón de boxeo amateur que no tendrá que sentir el olor de la sangre como estímulo principal para matar a su contrario. Y ha aprendido que la solidaridad humana, el valor de la vida de sus congéneres es lo más importante.

Rafael Daniel

¡Cuba: ahí en el sitio que le pertenece!

¡Cuba: ahí en el sitio que le pertenece! ¿Quién lo iba a decir? ¡América Latina y Asia dueñas del Clásico Mundial de Béisbol! A la poderosa maquinaria estadounidense se le trabaron los engranajes y se quedaron sin asistir a la fase semifinal de San Diego, a no ser que deseen disfrutarlo desde las gradas, por lo que a muchos escépticos y eruditos se les hicieron trizas todas sus predicciones. Sólo el conjunto quisqueyano -uno de los grandes favoritos- está ubicado en el sitio vaticinado, sin embargo, también sorprendieron, pues para una buena parte de los entendidos sería la ofensiva su principal carta, pero se invirtieron los papeles y el pitcheo ocupó su lugar más impresionante, cálculo que estuvo reservado –con aparente razón- para Venezuela, representación también destinada a un fallido cálculo al ser eliminada de la ronda final.. Pasaron cosas realmente inverosímiles para la mayoría y entre ellas que un equipo excluido de la última fase como México eliminara al conjunto norteamericano del certamen, tras apagar el brillo de las superestrellas “.grandesliguistas”, quiénes se fueron como el perro que tumbó la lata, después de anotar una triste y solitaria carrera. Estoy convencido que los dominicanos sintieron inicialmente la ausencia de Alex Rodríguez, uno de sus principales ídolos por su –aparente- condición latina, pero fueron capaces de desmentir la teoría de los imprescindibles y jugaron con garra hasta imponerse como todos esperaban, al igual que tampoco necesitaron de los servicios de Pedro Martínez para ubicarse en el pináculo del certamen. Los especialistas daban por seguro el enfrentamiento final entre República Dominicana, Venezuela, Estados Unidos y Japón, conjuntos que acaparaban la atención mediática por su reconocida calidad en el béisbol rentado. Cómo hay traseros trabados después de haber sido trabados por la puerta, como decimos los cubanos en parecida frase popular algo menos elegante. Pocas veces han ocurrido pronósticos tan desacertados en los que la subestimación de los contrarios ha sido la nota más discordante, incluso algunos hasta se lo creyeron y miraban por encima del hombro a quiénes a fuerza de corazón se enfrentaban a los de salarios millonarios. El deporte cubano ha demostrado su valía a pesar de la indiferencia de muchos entendidos que no se explicaban las pretensiones de un equipo integrado por aficionados –así lo expresaron- ante tantas luminarias. Una buena parte vaticinaban para los representantes de la mayor de Las Antillas el más rotundo de los fracasos. Para nadie es un secreto que la participación cubana le ha dado brillo al Clásico, no obstante la negativa inicial por burdas y groseras razones políticas, del Gobierno Norteamericano y hasta de algunos mal nacidos en Cuba como el tristemente célebre político yanqui Díaz Balart, quien se cansó de proponer sustitutos para suplir la posible ausencia de la nación caribeña. Pero afortunadamente la realidad ha sido otra y Cuba está ahí en el grupo de los verdaderamente grandes, en el prominente sitio que con tanta dignidad se ha ganado. Aquí cabe perfectamente la consigna de Eduardo Chivás, ese prominente político cubano de los cincuenta: Vergüenza contra dinero. Ahora, el pueblo cubano espera impaciente a sus peloteros, listo para ofrecerles el agradecido abrazo con el que se recibe siempre a los héroes y otorgarles el mayor estímulo con el que se premia a quiénes defienden en cualquier parte del mundo la enseña tricolor con la estrella solitaria al regresar a la patria con la medalla moral de la dignidad. Rafael Daniel

Orlando Cepeda: El “Charolito Espirituano”.

Orlando Cepeda: El “Charolito Espirituano”. Orlando Cepeda tiene un récord muy difícil de igualar en el boxeo cubano. Ni tan siquiera Stevenson o Savón  lo han logrado. Rocky Marciano le sirvió de Sparring.

 

Por Rafael Daniel

Quién lo ve andar por las calles de la central ciudad cubana de Sancti Spiritus no podría pensar en  la proximidad de sus ochenta años. Con su porte de un lord inglés de ébano, su eterna sonrisa, y el saludo permanente para conocidos o para los que no lo son, pues todos sienten el deber de la reverencia ante quien se ha erigido como un paradigma del respeto y la caballerosidad  personal  y deportiva.

 

"Un día viene alguien y me dice: “¿...no te gustaría buscarte unos pesos”?... Y yo le dije que si era honestamente, claro que sí. Y le dije: ¿Cómo?  Y el me respondió:  "Nada,  simplemente con una pelea de boxeo en Caibarién”,  -una ciudad balnearia ubicada en la provincia de Villa Clara  a más de un centenar de kilómetros de Sancti Spíritus- Que qué le respondí! Le dije que no,  pero le pregunté cuánto me pagarían y me dijo que quince pesos. En aquel momento era una fortuna. Había carnavales en Sancti Spiritus, y yo no tenía un centavo... Me rasqué la cabeza...le di un sacudión y... ¡Bueno,   está bien! Pero,  fíjate yo nunca me he puesto un guante de boxeo, así que no sé...

 

Lejos estaba el  joven Orlando Cépeda que a partir de ese momento perdería este patronímico para inmortalizarse con este otro:  Charolito Espirituano, que lo ha marcado para siempre en el boxeo,  uno de las disciplinas más emblemáticos del acontecer deportivo  cubano.

 " ¿Aquella pelea?... Por supuesto que la perdí. Me dieron tremenda paliza. Era un “negrazo” enorme. Pero bueno... eso no es lo más importante, si no que logré tirarlo tres veces a la lona y aquello me demostró que tenía pegada.... y cuando llegué a Sancti Spíritus me puse a meditar y bueno...ya ustedes conocen todo lo otro".

 

Era el año 1946  y de la noche a la mañana Charolito Espirituano, comenzó a  ser  una leyenda en  el boxeo cubano sin proponérselo. Cepeda mantiene un impresionante récord muy difícil de igualar, ni hombres como  los múltiples campeones mundiales y olímpicos  Teofilo Stevenson  y Félix Savón pudieron lograrlo: ¡21 peleas consecutivas ganadas por nocaut en el primer asalto! Durante sus once años sobre el ring celebró 126 combates, ganó 102 e hizo 2 tablas.

 

¡Ah!...verdad que sí. El por qué lo de Charolito. Pues porque había un pelotero  profesional que le decían Charol, que según dicen se parecía a mí, o mejor dicho yo me parecía a él... y bueno... allí empezó todo y lo de “Espirituano”  me  lo agregaron después  para identificarme con esta tierra.

 

Indiscutible campeón nacional de los pesos welter, Charolito marchó a estados Unidos con “Pincho” Gutiérrez, el mismo manager que representó al inmortal Kid Chocolate, el más grande de  todos los tiempos. Recuerda que  lo abandonó en un hotel de New York  y como no sabia un ápice de inglés “me mantuve prácticamente a huevos durante varios días.”

 

¿Una anécdota?...Vaya esta me da hasta pena decirla, pero...-sonríe-... Yo me encontraba entrenando en Nueva York, me parece que mi manager en ese momento era Kid Tunero, ¿Lo recuerdan? . Bueno,  lo cierto es que yo le pagaba tres dólares a los sparring, pero había uno que me castigaba mucho y le dije a mi entrenador... “Oye, si yo le pago a este hombre es para dar yo y él hace todo lo contrario-...¿El sparring es él o yo?.. Mira vamos a cambiarlo”. Miré hacia todas partes y vi un gordito medio “chambón” y le dije: “Mira habla con aquel”... el gordito vino,..  subió al ring y de pronto todo el mundo dejó de entrenar y comenzaron a rodearnos. ...”Oye, fulano. ¿Qué hace todo el mundo aquí? Yo no creo que se para ver mi entrenamiento... y entonces pregunté: “Y este hombre ¿quién es?”... Oiga, casi me da un desmayo... me bajé del ring como perro que tumbó la lata...¿Ustedes saben quién era mi próximo sparring? ¡Nada más y nada menos que Rocky Marciano.!

 

Charolito no deja de hablar. Su espléndido verbo no  concuerda con su bajo nivel académico, pero la universidad de la  vida lo ha convertido en un erudito con conocimientos,  incluso, más allá de lo que se puede aprender en las aulas. " Por primera vez desde hace poco más de cuarenta años me considero persona. Todos me tratan con respeto y me sobran los millones, quizás no de pesos, pero si de corazones. Aunque siempre hace falta, los que vivimos acá sabemos que no es el dinero lo más importante. Hay muchas cosas  vitales para el ser humano que no se pueden pagar con plata".

 

Observo a su nieto que con su uniforme de primaria está  estudiando  para las pruebas finales del curso. Frente a él una foto de Charolito en posición de ataque. Sin que se dé cuenta, me acerco y leo algo de la composición que está redactando como práctica de sus exámenes: “Cuándo sea médico ayudaré a  mis semejantes aquí y en cualquier parte del...”,  y nos vamos convencidos de que ese sueño puede ser realizable  y que no tendrá que liarse a golpe con nadie para ganar unos pocos de centavos, o puede además llegar a ser  un campeón de boxeo  amateur que no tendrá que sentir el olor de la sangre  como  estímulo  principal para  matar a su contrario. Y ha aprendido que la solidaridad humana, el valor de la vida de sus congéneres es lo más importante.