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Rumba dedicada a Fidel en el Patio de la Poesía de la UNEAC

Rumba dedicada a Fidel en el Patio de la Poesía de la UNEAC

Texto y foto Rafael Daniel

Los tambores tronaron más fuerte que nunca, las melodiosas voces  pretendieron  alcanzar el infinito para llegar hasta donde mora aquel que se fue  pero que se mantiene siempre presente.

Los cuerpos vibraban al compás del movimiento de las negras manos sobre los cueros, la gangarrea,  el chegueré,  o las claves.

Fue una tarde de lujo entre cantos y toques en el homenaje de la Rumba al Comandante en Jefe que se encontraba allí, presente,  entre centenares de asistentes a la sede de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, UNEAC, de la central provincia de Sancti Spíritus, quienes se multiplicaron por miles a la misma hora en todo el país para responder la convocatoria que hicieron el Ministerio de Cultura y la UNEAC, para exaltar la reciente proclamación de la rumba como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

El presidente de la UNEAC en el territorio espirituano Marcos Antonio Calderón presentó al grupo de Trinidad de Cuba Aché Churé y a su director Kike Tamayno, quienes, al decir del directivo, hicieron la magia que provocó el encantamiento del auditorio que también se convirtió en protagonista del espectáculo patriótico, musical y danzario.

Las improvisaciones del guaguancó, entre otras expresiones de la rumba se fundieron con el  Cuba que linda es Cuba y a los vítores de vivas al líder histórico de la Revolución Cubana, entre los que no faltó el imprescindible  Somos Fidel para demostrar la decisión de continuar nuestro irreversible proceso

La rumba es un complejo musical  de raíz africana. Se originó en Cuba como un baile típico de un ambiente caliente y se ha convertido en el baile más clásico de los bailes latino-americanos, según se recoge en ECURED.


El día que almorzamos en la misma mesa con Fidel

El día que almorzamos en la misma mesa con Fidel

Por Rafael Daniel

Desde la etapa insurreccional el Comandante en Jefe Fidel Castro demostró  el inestimable y trascendental valor que le daba  a la prensa por la utilidad de mantener informada a la opinión pública de temas medulares.

Cuando sólo era un militante del Partido Ortodoxo escribió sus primeros artículos para denunciar los desmanes de los gobiernos corruptos de la época, pues consideraba de gran eficacia  los medios para dar a conocer las denuncias.

No sólo fue redactor de sus reportajes sino que hasta hizo funciones de fotógrafo.

En un interesante trabajo publicado en el sitio web de la revista La Jiribilla se dice lo siguiente:

“Casi todo lo que escribe a partir de que tiene un rol protagónico en la lucha por la Revolución, lo hace para argumentar sus razones, explicar los fundamentos y estrategias revolucionarias, y para lograr la movilización consciente del pueblo. Nunca debe olvidarse aquel principio enunciado como un rayo de luz: «Al pueblo no le vamos a decir cree, le vamos a decir, lee». Los medios de difusión masiva constituyen en ese camino los puentes”.

Una demostración fehaciente del papel preponderante de la prensa en Fidel lo constituye, sin lugar  a dudas, la creación del periódico Sierra Maestra en la clandestinidad y de la emisora Radio Rebelde.

Conocedor de la envergadura de los medios le encomendó al espirituano Faustino Pérez, expedicionario del Granma, que bajara al llano con el objetivo de localizar a un periodista  y llevarlo a la sierra para dar a conocer la salud de la guerrilla y aunque los directores  de las principales publicaciones se negaron, temerosos por las represalias de la tiranía, sin embargo,  logró contactar con el famoso reportero del  New York Time Herbert Matthews.

Después del triunfo son muchas las muestras del apego de Fidel a la Prensa como la denominada  Operación Verdad, cuando logró la asistencia a La Habana de cerca de 400 periodistas del continente quienes pudieron ver una gigantesca manifestación frente al Palacio Presidencial y asistieron a los juicios contra algunos criminales de guerra.

Como resultado de esta Operación nació la agencia informativa Prensa Latina.

Entre otras muchas acciones, recordamos su activa participación en los Congresos de la Unión de Periodistas de Cuba y más recientemente sus profundas Reflexiones.

EL DIA EN QUE UN GRUPO DE PERIODISTAS ESPIRITUANOS ALMORZAMOS CON FIDEL.

El Comandante en Jefe visitó en muchas ocasiones a lo que es hoy la provincia de Sancti Spíritus, a partir de aquel 6 de enero de 1959, cuando la Caravana de la LIbertad.  El 13 de agosto de ese año dirigió y derrotó en Trinidad  a la invasión trujillista, por lo que pasó su primer cumpleaños después del triunfo en este territorio.

Después, su presencia personal en el Escambrary durante la Lucha Contra Bandidos hasta las infinidad de ocasiones en que estuvo en el Plan Banao  cuando se sembraban  allí, aprovechando su microclima, cultivos no tradicionales en Cuba como la uva, la fresa y el espárrago.

Tras uno de los recorridos que hicimos con él a principios de la década del noventa por Sancti Spíritus, el líder histórico de la Revolución se dirigió a la hermana provincia de Ciego de Ávila y unas horas después  convocan nuevamente  a la prensa para  recibirlo al próximo día en el Motel San José del Lago, de Mayajigua, limítrofe con CA.

Aproximadamente a las cinco de la mañana nos dirigimos hacia allá para esperar al Comandante. En todos, la inmensa satisfacción de volver a estar junto a él.

Casi ni sentimos que pasaran una, dos tres cuatro o más horas sin probar bocado, hasta que aproximadamente a las dos de la tarde llegó Fidel acompañado por autoridades partidistas, gubernamentales y del turismo.

Estuvimos con el Jefe de la Revolución en varias áreas del hermoso hotel, caracterizado por sublimes paisajes y sus bondadosas aguas termales, donde se practicaba el turismo de salud con una alta eficacia por sus propiedades medicinales y que ahora ha pasado de manera inverosímil al olvido.

Al concluir el recorrido por San José del Lago entrevistamos al Comandante en Jefe, quien ofreció una verdadera disertación de la importancia del termalismo o medicina nacional y tradicional para curar o prevenir las consecuencias de diversas patologías.

Al  terminar nos preguntó que desde que hora estábamos allí. Se lo precisamos y entonces nos preguntó:

-Espero que les hayan brindado algo de comer

Al escuchar aquello, mis tripas,  maltratadas, comenzaron a rugir en protesta por la desatención, pero no obstante le dije.

-No, Comandante, no hemos comido nada, pero nuestro deber era esperarlo aquí,  en cualquier circunstancias   y aquí estamos.

En ese momento criticó a las autoridades pertinentes y explicó la importancia de la prensa para la Revolución y que aquello era inadmisible.

-Me dijeron que hay un almuerzo previsto. –dijo-  ¿Alcanza para los periodistas? Porque si no le dan a ellos el mío y el de los que me acompañan.

Le dijeron que alcanzaba para todos y entonces  marchamos hacia una casa-cabaña. Allí almorzamos en la misma mesa  con el impresionante líder revolucionario, con quien sostuvimos una amena charla, no de los aspectos habituales que casi siempre tratábamos  con él los periodistas, si no que abordamos diferentes temas propios de la vida hogareña, algo que nos hizo sentir  como en familia

Y como un detalle curioso que nos hace recordar con más amor aquel momento, es que la casa-cabaña adornaba  su puerta con el número 90.

 

 

 

 


La quinta entrevista que nunca pude hacerle a Fidel en una infortunada cobertura.

La quinta entrevista que nunca pude hacerle a Fidel en una infortunada cobertura.

Por Rafael Daniel

Entre las ocasiones en que tuve el honor de hacer coberturas periodísticas con Fidel, hay una que se distingue de las demás por  lo que significó como mala experiencia personal por  deslices  profesionales que al paso del tiempo se me hacen imperdonables.

Por primera vez se realizaba en Sancti Spíritus, central provincia de Cuba, una demostración popular de tan extraordinaria magnitud como la que se congregó en la plaza de Los Olivos el 25 de mayo de 2002,  en la Tribuna Abierta de la Revolución,  Acto de Protesta Contra el Bloqueo, las Calumnias y las Amenazas del Gobierno de Estados Unidos contra Cuba.

Allí se reunieron más de 300 mil personas procedentes de las provincias  centrales,

Mis infortunios profesionales comenzaron la noche del 24 cuando poco antes de comenzar el Noticiero Nacional de Televisión se presentaron en mi casa para decirme que debía hacer un pase en vivo desde la Plaza para anunciar el acto de protesta que se originaría el próximo día. Yo había hecho la mayoría de los pases de las Tribunas Abiertas por la liberación de Elián, por lo que ya tenía experiencia.

Este era distinto, pues para aquellos me había preparado. Para este había elementos que debían mantener en la más estricta discreción. Nunca tuve tanta inseguridad para una trasmisión en vivo como en ese momento. Me dijeron que no me preocupara que entrevistara  a una pionera del municipio de La Sierpe y para mayor sorpresa, mi intervención abría la emisión del noticiero  con una millonaria teleaudiencia.

Llegamos a la Plaza a unos tres minutos de comenzar el espacio y aún no estaba la pionera que apareció justamente casi al inicio de la presentación del Estelar, por lo que no tuve tiempo de prepararla, aunque su intervención quedó con mucha dignidad por su alto nivel político.

Sin embargo, donde estuvo el problema fue en mi presentación, al darme el pase desde La Habana, cuando no me salían las palabras exactas, al menos una frase echó a perder mi comienzo, o sea, debí  decir algo similar a: “Mañana se darán cita en este lugar miles de personas  para…”  Mañana una multitud estará…”  ó “Miles de personar asistirán a la plaza-…” o algo parecido, sin embargo mi primer infortunio fue totalmente  fuera de contexto al tener que reaccionar en fracciones de segundos.

Lo que en definitiva dije fue: “Mañana una ¡Nata de gente! Asistirá a la Plaza del reparto residencial de los Olivos, para…” . ¡Imagínense! Me di cuenta enseguida y quería que me tragara la tierra, pero ya estaba dicho y no había posibilidad de retroceso, como riesgo lógico para las trasmisiones en vivo.

LA QUINTA ENTREVISTA QUE NUNCA SE HIZO

Antes de comenzar el masivo acto coordiné con las personas pertinentes una entrevista con el Comandante en Jefe y al rato tuve una respuesta afirmativa pues Fidel tenía excelentes relaciones con la prensa y ya yo lo había entrevistado en cuatro ocasiones. Al término de la tribuna era el momento señalado para contactar con el Líder Revolucionario.

Fidel se reunió  con un pequeño grupo de personas, para entonces algo desconocidas para mí. Me acerque y extendí el  micrófono con la intención de grabar algo de su conversación. Mientras, el camarógrafo Alexei González, filmaba.  Aunque muchos no lo crean, por la emotividad que mostrada públicamente en sus discursos,  su hablar común con las personas era muy bajo,  aunque con palabras exactas,  muy bien pronunciadas.

Cuando él se percata de lo que estoy haciendo, pues aún no le había pedido  el momento para la entrevista, se dirige a mí y de manera muy educada me dice: 

- ¿Quién eres tú.

- Periodista de la televisión, Comandante

-  ¿Y esa grabación para qué es?

- Para el noticiero de televisión, Comandante, le respondo.

Pero esta es una conversación privada que no debe salir por el noticiero de televisión.

-       

Al decirme aquello el Líder Histórico de la Revolución, quería que me tragara la tierra. No sabía qué hacer con el micrófono y con mi equipo de grabación. Con mis casi treinta años de experiencia en la prensa no me perdonaba que haya cometido tamaña indiscreción.

 

-Bueno…  ¿Y si te mando a coger preso que tú haces?, me dijo.

- Pues… iría preso con todo gusto. Pues si yo en múltiples ocasiones he dicho Comandante en Jefe, ordene y si esas es su orden, la acataré

-No, mira, eso es una broma –acotó- pero esta una conversación que tengo con estas personas y necesito la más estricta discreción.

 

Me excuse con el Jefe de la Revolución, me dio la mano y sonrió como para aceptar mis disculpas. Con el lógico nerviosismo por la situación creada no me acordé de mi objetivo inicial que era entrevistarlo. No le dije nada.

 No sabía qué hacer con aquel casete que contenía aquella conversación, hasta que Danilo Sirio –vicepresidente entonces y hasta hace poco  Presidente del ICRT- quien estaba al frente del Control Remoto de la trasmisión de televisión, me pidió el casete con la promesa de que me lo sustituiría por otro.

 Las personas con las que Fidel hablaba eran los familiares de los Cinco Héroes Prisioneros del Imperio, cuando apenas se comenzaban las acciones para su liberación y ese debió ser el tema de su conversación. Pero lo cierto es que fue un día bastante infortunado personal  profesionalmente para mí y lo peor de todo es que nunca pude hacerle la pretendida quinta entrevista al Máximo Líder  de la Revolución Cubana.

 

 


La satisfacción de cumplir una orden de Fidel tras una imperdonable pifia

La satisfacción de cumplir una orden de Fidel tras una imperdonable pifia

Por Rafael Daniel

No hay mayor satisfacción para un revolucionario que cumplir una orden dada por nuestro Comandante en Jefe. Cuando esto ocurre y se cumple a cabalidad, con puntos y comas, el regocijo es extraordinario. Permítanme no usar nunca las conjugaciones en pasado para sentir mejor su constante vigencia.

En realidad la orden no fue dada directamente para mí, sino que me convertí en un protagonista indirecto pues realmente debía cumplir la misión  el  Primer Secretario del Partido en la provincia, pero era imposible hacerlo sin mi auxilio o el de otro especialista de la prensa.

Nuestro Comandante en Jefe se caracteriza por ser muy minucioso, no se le escapa ni el más mínimo detalle y de eso tuve varias experiencias en las veces en que tuve el privilegio de estar con él, pero en esta ocasión no había  tenido ningún contacto cercano con el máximo líder de la Revolución.

UNA TRIBUNA ABIERTA EN YAGUAY

Estábamos en plena batalla por la devolución del niño Elián González, secuestrado por la gusanera miamense en Estados Unidos. Cada semana se desarrollaban Tribunas Abiertas  en un municipio del país en las que se presentaban los mejores talentos locales del territorio y usaban de la palabra indistintamente  los más destacados representante de la sociedad civil de la zona.

Tuve el alto honor  de darle cobertura para la televisión a casi todos los actos que se desarrollaron en la provincia espirituana,  con las correspondientes semblanzas documentales acera de las características integrales de cada municipalidad escogida para la Tribuna.

Correspondió a Yaguajay, tierra muy vinculada con el emblemático  jefe guerrillero Comandante Camilo Cienfuegos. La actividad fluyó con todo éxito por las intervenciones de los oradores y la maestría de los intérpretes musicales y danzarios.

UNA PIFIA IMPERDONABLE PARA FIDEL

Las Tribunas Abiertas se trasmitían muy temprano en la mañana y se retrasmitían en horas de la tarde. En ambas ocasiones eran vistas por nuestro Comandante en Jefe.

Mientras observaba la versión vespertina Fidel se da cuenta de que faltaba una figura del elenco que había actuado por la mañana y de inmediato llama a las autoridades del Instituto Cubano de Radio y Televisión para indagar el porqué de la ausencia.

Le explican que se acortó el programa por un problema de tiempo en la trasmisión y que el talento se había escogido al azar  pero no por ninguna discriminación cualitativa o de cualquier otra índole.

En todo el elenco había solamente una persona negra, Yarelis Gómez, por cierto, excelente vocalista.

Al cerciorarse de ese detalle el Comandante en Jefe reflexiona y le dice: “¿Y qué pensarán,  ella y la familia de eso, sus padres, los vecinos de la cuadra? ¡Nadie los llamo para explicarles!  Pueden pensar que se omitió  por un problema racista.”

De inmediato llamó a Juan Antonio  Díaz, entonces Primer Secretario del Partido en la Provincia y le dijo que en muy poco tiempo llegaría a Sancti Spíritus un carro con una grabación en casete de la Tribuna Abierta completa, incluyendo la actuación de Yarelis y ordenó que se reuniera con todos los vecinos de la cuadra,  con la familia y le ofrecerá disculpas en su nombre por el error cometido en la retrasmisión de la tribuna.

Le dijo, además,  que eso fuera grabado por la televisión  –esa fue mi parte en el cumplimiento de la orden- y se le enviara en el mismo vehículo que vino a traer el casete.

El dirigente del Partidoen  la provincia  recibe la información de que la joven artista no tenía ni casetera ni televisión para ver el contenido del casete y se lo hacer saber a Fidel y este decide enviarle, junto con el casete, un  moderno equipo de video tape y un televisor en colores.

Así se hizo. Se reunieron a los vecinos y familiares del barrio espirituano de Colón donde residía Yarelis, se le ofreció disculpas en nombre personal del Comandante en Jefe y se probaron los equipos con el contenido del casete. Filmamos toda la acción, tal como ordenó Fidel  y se le envió para La Habana en el mismo carro procedente de la capital.

Esta fue una verdadera muestra de la cultura del detalle de Fidel y para mí y el equipo que me  acompañó,  sentir la satisfacción de cumplir la parte de la orden del Comandante Jefe que nos correspondió.

 

 

 

 

 


La “libertad de expresión” de quiénes nos atacan en las redes

La “libertad de expresión” de quiénes nos atacan en las redes

Por Rafael Daniel

Nunca me había percatado de la cantidad de imbéciles que tiene el mundo. Yo no pretendo que piensen como yo, incluso no considero ni enemigos a muchos de los que no comparten mis ideas y algunos son hasta amigos míos.

 ¡Ustedes saben lo que es decir que los millones de personas que acompañan al Comandante en Jefe han sido obligados a participar!

Ahhh y otros dicen que viven en un país libre porque pueden opinar lo que deseen. Esto mueve a risa. Es un "cuentaso" como decimos los cubanos.

 Si eso es así ¿Por qué ellos, los "demócratas" de café con leche, amenazan de muerte a quienes pensamos distinto e incluso prometen matar a todos los comunistas de caer la Revolución Cubana?

 Sin embargo, muchos de ellos vienen a Cuba, (no voy a citar nombres, ellos lo saben) se mueven libremente por doquier y nadie se mete con ellos ni reciben amenazas.

Entonces ¿quiénes somos mejores y más civilizados y humanos? ¿Ellos, los "demócratas", o nosotros?

 Se lo dejo como tarea.


Especial cariño de Fidel por Sancti Spíritus

Especial cariño de Fidel por Sancti Spíritus

Por Rafael Daniel

“Si las ciudades valen por lo que valen sus hijos, si las ciudades valen por lo que se han sacrificado en bien de la patria, si las ciudades valen por el espíritu y la moral de sus habitantes, por el fervor de sus hijos, por la fe y el entusiasmo con que defienden una idea, Sancti Spíritus no podía ser una ciudad más. Y si las ciudades se admiran y los pueblos se quieren por lo que han tenido de fe en las horas difíciles, es lógico que hacia esta ciudad, como hacia otras, especialmente en nuestra patria, sintamos nosotros especial cariño.”

Estas palabras dichas por Fidel durante su discurso del  6 de enero de 1959 expresan el cariño especial que tenía nuestro Comandante en jefe Fidel Castro por la ciudad de Sancti Spíritus, capital de la provincia de igual nombre al centro de Cuba.

En horas de la madrugada de ese histórico día llegó la Caravana de la Libertad, procedente de Santiago de Cuba, en un recorrido de más de mil kilómetros hacia La Habana, que ahora se repite a la inversa  con el cortejo fúnebre de las cenizas del máximo líder de la Revolución Cubana.

Entonces no vino por la carretera central sino que entró por el sitio conocido por El Majá, cercano a Jatibonico, hasta incorporarse  a la carretera de El Jíbaro hasta llegar a Sancti Spíritus, por estar derribado estratégicamente el puente sobre el Río Zaza.

No obstante las tempranas horas de la madrugada en que llegó Fidel y sus combatientes a la Ciudad del Yayabo, fue recibido por una extraordinaria multitud que colmó el parque Serafín Sánchez y en el balcón izquierdo  dela parte superior de la entonces Sociedad El Progreso, hoy Biblioteca Rubén Martínez Villena, dijo el Comandante en Jefe su brillante alocución.

(Discurso pronunciado por Fidle el 6 de enero de 1959 en la ciudad de Sancti Spíritus)

Compañeras y compañeros de la presidencia

 

Compatriotas de Sancti Spíritus (APLAUSOS):

 

No podía ser para mí, esta ciudad de Sancti Spíritus, una ciudad más en nuestro recorrido.

Si las ciudades valen por lo que valen sus hijos, si las ciudades valen por lo que se han sacrificado en bien de la patria, si las ciudades valen por el espíritu y la moral de sus habitantes, por el fervor de sus hijos, por la fe y el entusiasmo con que defienden una idea, Sancti Spíritus no podía ser una ciudad más. Y si las ciudades se admiran y los pueblos se quieren por lo que han tenido de fe en las horas difíciles, es lógico que hacia esta ciudad, como hacia otras, especialmente en nuestra patria, sintamos nosotros especial cariño (APLAUSOS).

Y hay algo además que se nota en el espíritu de los pueblos, hay ciudades más entusiastas que otras, y si bien es verdad que es grande el entusiasmo, porque basta para comprenderlo saber que venimos de Oriente, la fe, el entusiasmo, el ardor que se observa entre los espirituanos es realmente incomparable (EXCLAMACIONES Y APLAUSOS).

 

No se trata de que se haya reunido una cantidad tan considerable de personas en este instante. Es posible que nunca antes, en ningún mitin político de los tiempos anteriores —mítines políticos porque este es un mitin revolucionario, pero como antes no había revolución los mítines eran políticos (APLAUSOS)—, se hubiese reunido en número tan considerable la ciudadanía de Sancti Spíritus, en un acto que no convocó nadie, que lo convocó el pueblo, cuando no se sabía a ciencia cierta a que hora pasaría nuestra caravana hacia La Habana y cuando sencillamente no son las 12:00 del día, ni las 3:00 de la tarde, ni las 10:00 de la noche, son las 2:00 de la madrugada (APLAUSOS), y es, además, un día de frío y parece que de lluvia también (EXCLAMACIONES Y APLAUSOS).

 

¿Pero qué le pueden importar a nuestro pueblo las inclemencias de la naturaleza en estos tiempos que ha aprendido a vencerlo todo? Las noches de frío y de agua impresionaban en otros tiempos la imaginación del pueblo (APLAUSOS); también impresionaban los tanques, impresionaban los cañones, impresionaban los aviones (EXCLAMACIONES) —digo que en otros tiempos (EXCLAMACIONES)—, impresionaban los fusiles que portaban en sus manos esos hombres de caras hoscas (EXCLAMACIONES), que miraban al ciudadano como a un ser inferior al que a cada rato le perdonaban la vida. Casi casi había que vivir agradecido de que no lo asesinaran a uno por la calle (EXCLAMACIONES DE: “¡Los chivatos, los chivatos!).

 

Pero, ¿los chivatos existen? (EXCLAMACIONES DE: “¡Sí!”) ¿O existían? ¿Dónde están? (EXCLAMACIONES DE: “¡A guindarlos, a guindarlos!”) No, no, no, a guindarlos no; no, ¿para qué? (EXCLAMACIONES.) Comprendo el deseo del pueblo de ver a los chivatos con la lengua afuera (EXCLAMACIONES), pero la soga es algo que han usado muchas veces los esbirros de la tiranía. ¡Soga no como hicimos siempre nosotros en la Sierra Maestra: los juzgábamos y los fusilábamos (EXCLAMACIONES DE APROBACION).

 

En fin de cuenta, el pueblo pide el castigo ejemplar de los esbirros y de los confidentes, no porque el pueblo esté lleno de odio; pide el castigo de sus enemigos y de los enemigos de la patria, no por una sed de sangre o de venganza; pide el castigo como ejemplo, pide el castigo porque tiene su pensamiento puesto en las horas terribles de esos largos siete años de tiranía (EXCLAMACIONES); pide el castigo porque no quiere ni puede olvidar a sus muertos (EXCLAMACIONES); pide el castigo porque no quiere que nunca más se vuelva a repetir en nuestra patria lo que hemos vivido (EXCLAMACIONES); pide el castigo, porque no quiere que la mala semilla germine (EXCLAMACIONES); pide el castigo porque nuestro pueblo está lleno de ansias de justicia (APLAUSOS); pide el castigo porque en Cuba no ha habido nunca justicia (EXCLAMACIONES Y APLAUSOS). Son viejas penas que llevamos dentro; quizás el recuerdo de 1895, donde los voluntarios y los traidores a la patria recibieron el manto protector de la intervención extranjera (EXCLAMACIONES). Piensa tal vez en el año 1933, en que los traidores recibieron el manto protector de la dictadura castrense (EXCLAMACIONES).

 

Déjennos eso a nosotros y muy particularmente a ese pueblo que estoy seguro de que va a imitar el ejemplo de Cuba muy pronto (EXCLAMACIONES).

 

Lo que ocurre hoy —y tal vez a ello se deba la extraordinaria alegría del pueblo, no por nuestros méritos que son muy pocos (EXCLAMACIONES), porque no es nada haber luchado dos años y un mes, cuando en cada uno de nosotros existía la decisión de luchar 40 si fuera necesario (EXCLAMACIONES)— es que el pueblo comprende que por primera vez, desde la llegada de Cristóbal Colón, hace 400 años aproximadamente, ¡por primera vez va a haber una revolución en Cuba (EXCLAMACIONES).

El abuso empezó entonces cuando llegaron aquí aquellos antepasados nuestros, se apoderaron de la pacífica isla de Cuba, implantaron su dominio por la fuerza, y desde entonces Cuba ha vivido bajo el imperio de la fuerza (EXCLAMACIONES); cuando no han sido las fuerzas opresoras o interventoras de países extraños, han sido las fuerzas opresoras de los traidores de la patria (EXCLAMACIONES).

¿Cuando hubo democracia aquí? (EXCLAMACIONES.) ¿En 1944? (EXCLAMACIONES DE: “¡No!”) ¿Y Pedraza andaba por las calles, y tenía unos latifundios enormes en Santa Clara, y todos los asesinos aquí imperaban por su respeto, y los mismos fusiles y los mismos hombres que habían estado defendiendo la dictadura estaban todavía allí en los cuarteles con sus fusiles en la mano? (EXCLAMACIONES.) Y pasó lo que pasó luego, que cuando le dio la gana vino otra vez y dio las órdenes (EXCLAMACIONES).

Esta vez —y eso es lo que comprende el pueblo al cabo de cuatro siglos—, por primera vez un pueblo manda (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES); por primera vez los hombres que tienen las armas en la mano se inclinan reverentes ante el pueblo de Cuba (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES).

 

Y créanme que aquí han ocurrido sentimientos realmente singulares. Es posible que el pueblo lleno de entusiasmo venga a recibir el paso de las columnas y nos reciba a nosotros con la sensación de que la Revolución ha llegado al poder, y que, por lo tanto, los jóvenes revolucionarios están mandando en Cuba. Y ocurre al revés, la verdad es que yo llego, llegan mis compañeros, y desde que vemos que quien manda aquí es el pueblo nos sentimos llenos de admiración y de emoción de ver a un pueblo mandando (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES). Y ahora sí que van a ver lo que es un pueblo mandando (EXCLAMACIONES), porque el pueblo no se puede traicionar a sí mismo.

¿Quién protesta cuando hay algo mal hecho en Cuba? (EXCLAMACIONES DE: “¡El pueblo!”) Luego el pueblo no puede hacer cosas mal hechas (EXCLAMACIONES DE: “¡No!”).

¿Quién protesta cuando hay un crimen? (EXCLAMACIONES DE: “¡El pueblo!”) Luego el pueblo no puede permitir el crimen.

 

¿Quién protesta cuando hay latrocinios y hay desfalcos, y se roban el dinero del pueblo? (EXCLAMACIONES DE: “¡El pueblo!”) Luego el pueblo no puede permitir el desfalco, ni el robo, ni la inmoralidad, ni el privilegio (EXCLAMACIONES DE: “¡No!”).

 

¿Quién protesta cuando no hay libertad de prensa? (EXCLAMACIONES DE: “¡El pueblo!”) Luego el pueblo no puede permitir la censura (EXCLAMACIONES DE: “¡No!”).

 

¿Quién protesta cuando hay elecciones fraudulentas o cuando no hay elecciones? (EXCLAMACIONES DE: “¡El pueblo!”) Luego el pueblo no puede permitir el fraude electoral, ni el secuestro de su propia voluntad (EXCLAMACIONES DE: “¡No!”).

 

¿Quién protesta cuando no hay libertad de reunión? (EXCLAMACIONES DE: “¡El pueblo!”) Luego el pueblo no puede suprimir la libertad de reunión (EXCLAMACIONES DE: “¡No!”).

¿Quién protesta cuando hay hambre? (EXCLAMACIONES DE: “¡El pueblo!”) Luego el pueblo tiene que ponerle fin al hambre (EXCLAMACIONES).

 

¿Quién protesta cuando los artículos tienen un precio abusivo? (EXCLAMACIONES DE: “¡El pueblo!”) Luego el pueblo tiene que ponerle fin a la especulación (EXCLAMACIONES).

¿Quién protesta cuando hay bajos salarios? (EXCLAMACIONES DE: “¡El pueblo!”) Luego el pueblo tiene que poner salarios altos (EXCLAMACIONES).

 

¿Quién protesta cuando los campesinos no tienen tierra? (EXCLAMACIONES DE: “¡El pueblo!”) Luego el pueblo tiene que darles la tierra a los campesinos (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES).

¿Quién protesta cuando no hay calles pavimentadas, ni hay hospitales, ni hay escuelas, ni hay higiene, ni hay salubridad? (EXCLAMACIONES DE: “¡El pueblo!”) Luego el pueblo tiene que arreglar las calles, tiene que hacer hospitales, tiene que construir escuelas y tiene que prestar todos los servicios que el pueblo está demandando (EXCLAMACIONES).

 

¿Quién protesta cuando los ladrones andan por la calle? (EXCLAMACIONES DE: “¡El pueblo!”) Luego el pueblo tiene que encarcelar a los ladrones (EXCLAMACIONES).

 

¿Y qué ha pasado aquí, por qué el pueblo siempre está protestando? (EXCLAMACIONES.) Porque el pueblo nunca ha estado gobernando. Y ahora lo que ha ocurrido aquí es que el pueblo, no el pueblo que se imaginan los enemigos de la democracia, no el pueblo que se imaginan los tiranos, no, que piensan del pueblo como algo desorganizado, como algo anárquico como algo que no tiene disciplina, que no tiene orientación, que no tiene conciencia. Eso es lo que piensan ellos… Podían pensar eso antes, cuando llegaban aquí y se encaramaban en el poder mediante unas elecciones fraudulentas y no pasaba nada; podían pensar eso antes cuando llegaban aquí, tomaban el poder por la fuerza, y se dedicaban a saquear la república como vulgares piratas y no pasaba nada (EXCLAMACIONES). Podían pensar eso del pueblo cuando tenían 50 000 hombres sobre las armas y el pueblo no tenía ni un fusil ni un hombre armado; pero ahora, que se encaramaron y los botamos (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES); ahora, cuando el pueblo que no tenía ejército, que no tenía fusiles, que no tenía nada, a la vuelta de dos años se aparece con los tanques, los cañones, los aviones, los fusiles en la mano (EXCLAMACIONES), un pueblo que no tenía un solo fusil y los tiene hoy todos en la mano, a ese es un pueblo que hay que respetar.

 

¿Ahora qué pensará el dictador del pueblo de Cuba? (EXCLAMACIONES.) ¿Qué pensarán los asesinos que han escapado? (EXCLAMACIONES.) Y que no había noche que no asesinaran media docena de compatriotas; porque cuando pasaban por Columbia y veían tantas trincheras y tantas alambradas y tantas cosas extrañas allí adentro, y tantos fusiles y tanto armamento y tantas microondas y tantos aviones y tantos chivatos, decían: esto es invencible. Y junto con ellos pensaban los politiqueros, que se dedicaban a combatir la tesis revolucionaria y a decir que aquí la solución eran las elecciones del primero de noviembre (EXCLAMACIONES).

 

Eran los mismos que habían dicho que la solución eran las elecciones del primero de noviembre de 1954, y los mismos que iban a decir que la solución era las elecciones del primero de noviembre de 1962. Y así iban a estar los muy pícaros, porque lo único que les preocupaba era ir allí y sentarse en el Senado con una minoría; su botellita, mientras los otros derramaban su sangre.

Horas muy amargas tuvimos que soportar cuando veíamos a los que trataban de confundir y de matarle la fe a nuestro pueblo. El peor crimen que se pueda cometer contra nadie es matarle la fe; incluso cuando los hombres no tienen otra cosa, mientras conservan la fe, conservan mucho. Lo terrible es cuando los pueblos han perdido la fe por completo. Y los que venían a conspirar contra la fe del pueblo y a decirles que nosotros éramos potentes para resistir pero impotentes para vencer; o que aquellos cuatro gatos que estaban en la Sierra Maestra (EXCLAMACIONES) cómo iban a tomar Çolumbia, cómo iban a derrotar a Batista que tenía tantas armas y tantos cañones; que nosotros éramos unos románticos pero que los pobrecitos, había que salvarlos, había que darles una lección a la carrera para que se salvaran. Y luego eran tan descarados que decían que cuando ganaran —cuando ganaran los politiqueros que decían que eran de la oposición— iban a dar una amnistía (EXCLAMACIONES), como si todo el problema del pueblo de Cuba consistiera en que a nosotros nos perdonaran, nos perdonaran (EXCLAMACIONES).

 

Quiero decirles una cosa: de acuerdo con el Código Penal, la ancianidad es un eximente de culpa (RISAS), y, pasado ya ciertos límites, el Código Penal se abstiene de la aplicación de penas de ninguna índole (DEL PUBLICO LE DICEN ALGO).

 

¡Ah!, a ese le vamos a exigir cuentas (EXCLAMACIONES). Como el pueblo es el que manda, yo creo que el pueblo lo que tiene que hacer es precisamente eso, pedir aquí y demandar aquí todas las cosas (EXCLAMACIONES).

 

Y volviendo al hilo de mis palabras, después de estas consideraciones, me vuelvo a preguntar qué dirá ahora el valiente dictador; el hombre que tenía una bala en la pistola y que se fue, lo mismo que entró, con nocturnidad y alevosía, sin que nadie sepa siquiera en este momento por qué caminos anda. Bueno sería que vieran el mitin que vamos a dar ahora en Columbia con el pueblo (APLAUSOS). El acto debe ser en Columbia porque el pueblo ahora es quien tiene los fusiles y es el que manda.

(DEL PUBLICO LE PREGUNTAN: “¿Y Masferrer?”) No me pregunten por aquel que escapó también, pregúntenme dónde están los sicarios, los esbirros, los asesinos que dejó aquí. Y les diré que los que no han caído ya deshonrosamente tendrán que afrontar los tribunales revolucionarios.

(DEL PUBLICO LE PREGUNTAN: “¿Y Mirabal?”) Mirabal, Casillas, Olayón, habrá que preguntárselo al mismísimo diablo (EXCLAMACIONES Y RISAS).

 

(DEL PUBLICO LE PREGUNTAN: “¿Y Mujal dónde está”?) ¿Mujal?, hay que tener paciencia.

La verdad es que no sé si todos pensaremos igual, yo tengo mi filosofía: esa gente muerta, pues murieron; esa gente viva sufre más. Vivos, huyendo, sin patria, perseguidos por el odio del pueblo, el desprecio de la ciudadanía que se les tiene que estar clavando sobre sus conciencias oscurecidas (EXCLAMACIONES), y, sobre todo, un sufrimiento mayor, el sufrimiento de ver a nuestro pueblo libre (APLAUSOS). No podrá haber para los que escaparon de una forma tan deshonrosa peor castigo.

(DEL PUBLICO LE PREGUNTAN: “¿Dónde está Castillo?”) ¿Castillo? ¿Cuál el bolitero o el secretario, o los dos? (DEL PUBLICO LE CONTESTAN: “¡Cantillo!” Ah, ¿Cantillo? (DEL PUBLICO LE CONTESTAN: “¡Sí!”) Esperando por el tribunal revolucionario. Y Morales del Castillo, si es cierto que lo capturaron, esperando también por el tribunal revolucionario (APLAUSOS). Y Castillo, uno de los zares del juego, esperando también por los tribunales revolucionarios (EXCLAMACIONES Y APLAUSOS).

 

(DEL PUBLICO LE PREGUNTAN: “¿Y Tabernilla?”) Los Tabernilla, dicen que se robó el retiro del ejército completo, que son como 40 ó 42 millones, una cosa por el estilo. Lo tendrán que devolver, porque para eso lo sabremos exigir dondequiera que estén metidos (EXCLAMACIONES Y APLAUSOS).

 

Mas no creo que el pueblo deba sufrir pensando en los que se escaparon. Está bien que les guarden la deuda cuidadosamente, para cobrársela ahora o dentro de 50 años (APLAUSOS). Es bueno que los pueblos no olviden, para que no vuelva nadie más a escribir: Cuba, país de poca memoria. Lo que vamos a escribir la próxima vez es: Cuba, país de mucha memoria (APLAUSOS).

 

(DEL PUBLICO DICEN: “¡Viva el capitán Castillo!”) ¡Que viva el capitán Castillo!, porque ese es un Castillo bueno, ¡que viva el teniente Viciedo y vivan todos los combatientes revolucionarios (EXCLAMACIONES DE: “¡Vivan!”) ¡Que vivan todos los que han hecho posible la libertad de la patria (EXCLAMACIONES DE:”¡Vivan!”) Y que viva, por encima de todo, nuestro pueblo heroico y glorioso (EXCLAMACIONES DE: “¡Viva!”).

 

Pero muchos más motivos de orgullo tiene el pueblo de Sancti Spíritus, con sus combatientes, porque no son ni dos ni tres, son muchos, y muchos los oficiales que se han distinguido en esta guerra, y aquí tenemos a nuestro Comandante Félix Duque, de Sancti Spíritus, veterano de incontables combates victoriosos (EXCLAMACIONES Y APLAUSOS), autor de numerosas proezas, y hay entre ellas una que tendrá que escribirse y que se la voy a contar al pueblo.

 

Era en los días de la ofensiva contra la Sierra Maestra, aquella temible ofensiva que iba a exterminar hasta el ultimo rebelde y que terminó en Columbia, porque la batalla que comenzó a librarse en los días finales de mayo del año 1958, terminó en Columbia, a los seis meses después, aproximadamente —la batalla que comenzó en la Sierra Maestra—, porque con las armas que se le arrebataron en aquella ofensiva a la dictadura, se armaron las columnas invasoras que llegaron hasta Las Villas (EXCLAMACIONES Y APLAUSOS). Después de aquellas proezas singulares e incomparables, que no tienen paralelo en nuestra historia, como fue la travesía de dos columnas, una de 82 hombres y otra de 110 hombres armados contra miles de enemigos, por un terreno completamente llano (EXCLAMACIONES Y APLAUSOS), dirigidas por los comandantes Ernesto Guevara y Camilo Cienfuegos (EXCLAMACIONES Y APLAUSOS).

 

Era en aquellos días de la ofensiva contra la Sierra Maestra, en que nuestras fuerzas, después de la batalla victoriosa de El Jigüe volvieron todas sus armas contra la odiada columna del criminal Sánchez Mosquera, acampado en Santo Domingo. Cuidaba el entonces capitán Félix Duque una de las entradas contra los posibles refuerzos enemigos; las fuerzas de Mosquera hacían un intento desesperado por escapar, y le envío al capitán Félix Duque una instrucción de que interceptara a la fuerza enemiga por uno de los caminos posibles de retirada, y por donde, efectivamente, iban a cruzar. Tenía en aquel momento 60 hombres bajo su mando, la orden —que fue necesario enviar por escrito, pues en aquellos tiempos no teníamos microondas— llegó algo retrasada, con motivo de que el campesino que la portaba hubo de ocultarse de la aviación que durante todo el día trataba de hostigar nuestras líneas, y lo que ocurrió fue lo siguiente:

 

En las primeras horas de la noche, nuestro capitán Félix Duque sale al frente de su tropa; pero había olvidado algo, a pesar de que no era la primera vez que le ocurría: que en horas de la noche y por terreno montañoso es muy fácil que la tropa pierda el contacto, que una hilera pierda el contacto en cualquier curva y se divida la columna, y que es necesario en noches oscuras estar constantemente chequeando toda la columna para que no se corte y no se extravíe una parte de la fuerza o toda la fuerza. Y en el impulso del capitán Duque por cumplir la orden e interceptar al enemigo, avanzó tan rápidamente que se quedó atrás toda la columna y cuando vino a darse cuenta no andaba más que con dos compañeros de los 60 hombres (RISAS).

 

Quiero advertirles que está aquí vivo de milagro, pero de milagro de verdad, no de milagro de casualidades de esas (APLAUSOS). Porque era nada menos que la tropa más criminal que había pasado por la Sierra Maestra, la tropa de Mosquera. Cuando se vino a dar cuenta, estaba metido casi casi dentro del campamento enemigo, donde había acampado la tropa enemiga, porque al llegar la noche, en la posición en que se encontraban, acamparon. No se había dado cuenta de que había ido a parar entre el campamento y las postas enemigas. Al darse cuenta, regresa a buscar su tropa, y cuando regresa, ha caminado apenas unos 100 ó 150 metros con sus dos compañeros, cuando se encuentra unos hombres armados en un altico, y llega Duque y los saluda: “¡¿Qué pasa?!” “¡¿Qué pasa?!” (RISAS.) Y los hombres armados se aproximan también: “¡¿Qué pasó, qué pasó?!” (RISAS.) Era nada menos que un capitán rebelde con dos compañeros más, hablando con una de las postas de Sánchez Mosquera (RISAS).

 

Pero lo peor todavía de la temeridad y de la imprudencia del capitán Duque es que en vez de llevar el arma lista, como se lleva en casos como esos, llevaba la ametralladora colgada aquí a la espalda (RISAS). Y, por supuesto, que el soldado también tenía una ametralladora colgada aquí (RISAS). Entonces cuando va él a tratar de quitarse la ametralladora para hacerle frente a la situación, ocurre que los otros se abalanzan sobre él —eran varios. Los otros dos compañeros hacen fuego al aire. Dos soldados tratan de capturarlo porque realmente no podían, en aquel momento —estaban próximos—, hacer otra cosa, y la cuestión es que ruedan por una pendiente hacia abajo, en un combate cuerpo a cuerpo, el capitán Duque y dos soldados enemigos.

 

Los compañeros —que tienen que retirarse ante la presencia del resto de las fuerzas del campamento— informan inmediatamente lo que había ocurrido. Cuando llegan hasta mí y me informan lo que acababa de ocurrir, a los pocos minutos de haber ocurrido el incidente, pues entonces una inmensa tristeza, disgusto y dolor se apoderó de todos nosotros, porque en aquellas condiciones, habiendo sido sorprendidos, habiéndose escuchado numerosos disparos, era virtualmente imposible contar con la vida del compañero Duque.

 

Así transcurrió toda aquella noche, cuando en horas del mediodía siguiente, como una verdadera aparición, como un fantasma, ve todo el mundo que se aproxima, un poco compungido y triste, disgustado por lo que había pasado, entre otras cosas, de no haber podido cumplir con la misión encomendada: llevar la tropa e interceptar al enemigo. Porque cuando yo llegué a la posición donde estaba el compañero Duque citado, me encuentro a todos los hombres de él y digo: “¿Y dónde esta Duque?” Me dicen: “no, que se fue solo” (RISAS). Regresa —ya les digo, al otro día, como a las 12:00 del día—, golpeado, amoratado, hinchado, el pelo alborotado. Y todo el mundo se quedó realmente como quien ve levantarse a un muerto.

 

Para mayor casualidad, por una de las microondas capturadas al enemigo, que interceptaba las comunicaciones, oigo que Ugalde Carrillo desde el avión decía: “¡Pues métele un tiro y mátalo pa’l diablo!” Y yo decía: bueno, es Duque que lo han hecho prisionero: “¡Métele un tiro!” Yo no había oído las palabras del que hablaba desde abajo, pero oí la respuesta del de arriba, y deduje que era un prisionero. Porque creo que hasta algo dijo: “un prisionero, ¡pues mételo un tiro y mátalo!” Y todo aquello nos había hecho perder a nosotros, los compañeros, todas las esperanzas.

 

¿Qué había pasado? Habían tratado de apresarlo, él se defendió, rodó por toda una pendiente y ha estado luchando en un arroyo, cuerpo a cuerpo, durante 10 minutos, con dos soldados enemigos, hasta que pudo deshacerse de ellos y salir al campamento de nuevo. Y gracias a eso lo tenemos aquí (RISAS Y APLAUSOS).

 

Ustedes saben que, al revés de los partes del Estado Mayor, nosotros nunca añadimos ni una bala más a la que se ocupa en un combate, y cuanto les he referido se ajusta, rigurosamente y sin exageración de ninguna índole, a la realidad, porque en la guerra suceden cosas realmente increíbles.

 

(Félix Duque dice: “El que se fajó conmigo esta por ahí y se unió a nosotros). ¡Ah!, pero ahora dice que el que se fajó con él esta por ahí (RISAS). Dice que se unió a la Revolución.

De todas formas, la isla no es tan grande y los protagonistas de esos acontecimientos se vuelven a reunir fácilmente. Y, al fin y al cabo, el pueblo victorioso tiene que ser, en estos momentos de triunfo, más que nunca, un pueblo de nobles sentimientos y un pueblo caballeroso, que tiene que contribuir a la paz, precisamente, tratando, sin olvidar a los culpables, castigando a los culpables, de comprender que no todos los militares eran criminales, que no todos los militares eran hombres de sentimientos crueles, y que una de nuestras tareas es seleccionar entre los buenos y los malos (APLAUSOS).

 

Puedo decirles, por ejemplo, que en la Sierra Maestra murieron más de 20 combatientes de los soldados que se sumaron a la Revolución, y que combatieron con mucho valor; los militares tienen muchos mártires que han caído luchando junto con los revolucionarios. Aquellos hombres acudieron a nuestras filas cuando se les presentaba la oportunidad, que no siempre era fácil para ellos, porque durante largo tiempo nosotros, de hecho, no dominábamos territorio alguno, y era muy difícil hacer contacto con nuestras filas; les era difícil hacer contacto a los propios dirigentes de la organización del 26 de Julio, con mucha más razón a los militares.

 

Así que nosotros tenemos el propósito de castigar y de expulsar de las filas de las fuerzas armadas a todo el que deshonra el uniforme (APLAUSOS); pero abrirles también las puertas en el nuevo ejército de la república a los hombres que hayan estado ostentando funciones militares y no hayan robado, y no hayan asesinado, que hayan sabido respetar al pueblo (APLAUSOS).

Se hace tarde… (DEL PUBLICO LE DICEN ALGO). Oye, mandar sí, pero dictadura no; el pueblo manda pero el pueblo no es dictador.

 

Bueno, ¿y si todos quieren subir, caben aquí? (LE RESPONDEN: “¡No!”) Luego, ¿si suben unos y otro no, no sería un privilegio? (LE RESPONDEN: “¡Sí!” ¿Y no estamos contra los privilegios? (LE RESPONDEN: “¡Sí!”) Como ustedes no caben aquí, pero yo quepo allá, voy a bajar a verlos a todos (EXCLAMACIONES Y APLAUSOS).

 

(DEL PUBLICO LE PREGUNTAN: “¿Y Raúl?”) Raúl está en el cuartel Moncada; Gómez Ochoa está en el regimiento de Holguín; Juan Almeida está aquí con la columna blindada y va a ser designado jefe de la división blindada que vamos a organizar con los veteranos de la Sierra Maestra; Camilo Cienfuegos está en Columbia; el comandante Ernesto Guevara está en La Cabaña, y el comandante Efigenio Ameijeiras ha de estar ya a estas horas en la jefatura de la Policía Nacional.

Aquí está el comandante Juan Almeida (APLAUSOS).

 

¿Paco Barrera dicen? Bueno, es que la columna está repartida creo que por toda la provincia, y no es tan fácil encontrar a todas las tropas; ahí viene el pelotón “Mariana Grajales” también en la tropa (EXCLAMACIONES).

 

Lo importante ahora es que estén donde estén, cada cual se dedique a cumplir con su deber (APLAUSOS); lo importante es que el pueblo tenga fe y confianza en esos hombres (APLAUSOS); lo importante es que esos hombres están hoy y estarán siempre al servicio incondicional del pueblo (APLAUSOS); que en esos hombres se puede tener la confianza que se tiene en un hijo, en un padre o en un hermano (APLAUSOS), porque yo, que los conozco bien, sé que son hombres incorruptibles y sé que jamás traicionarán a su pueblo (APLAUSOS).

 

Hemos hablado hoy con júbilo de los héroes de la Revolución, de los nombres más destacados, de la alegría de nuestro pueblo. Faltan por decir algunas cosas y ahí vamos. La zafra ya se sabe que a fines de mes a más tardar, de acuerdo con nuestros cálculos, habrá comenzado en la mayor parte de los centrales de la isla (EXCLAMACIONES Y APLAUSOS). Iba a decirles, precisamente, que el pueblo no se puede dormir sobre los laureles; que el camino que tenemos por delante es un camino largo y duro; que la Revolución en su etapa constructiva no será un paseo; que por delante tenemos muchos intereses creados; que toda obra justa encontrará resistencia; que el enemigo agazapado, el enemigo en fuga, pero con cuantiosos recursos económicos tratará de poner en nuestro camino todos los obstáculos, se asociará con cuantos enemigos de Cuba pueda encontrar y estaremos en la obligación de mantenernos siempre alertas, siempre en guardia; que muchos peligros amenazan a nuestros combatientes, porque ahora ya no es el tiro que se dispara desde una trinchera, es el tiro alevoso y cobarde que se dispara desde una esquina, desde una azotea; que agotará todos los medios por sembrar la muerte entre los dirigentes de la Revolución, lo que no será en definitiva, tan difícil, porque nosotros nunca nos sustraeremos al contacto del pueblo, ni andaremos con escoltas ni haciendo ruido por las calles (APLAUSOS). Será ese un deber que afrontaremos, sencillamente, como hemos afrontado todos los demás.

 

Es importante que el pueblo sepa desde hoy y comprenda que la Revolución no podrá ser tarea de un día, ni de dos, ni de tres; que nuestros males no encontrarán solución de la noche a la mañana; que será preciso trabajar mucho; que al igual que la guerra no se ganó en un día, que al igual que la guerra fue necesario ganarla poco a poco, paso a paso, pero firmemente con un solo propósito, el que concluyese solo con la victoria o con la muerte como reza nuestro lema, la Revolución tendrá que realizarse también paso a paso, poco a poco y sin otra divisa también que la del triunfo.

 

Vendrán ahora, porque es natural que vengan y es lógico que los esperemos, los demagogos, vendrán los oportunistas, vendrán los que no se sacrificaron a querer medrar a costa del sacrificio de los demás. Vendrán los demagogos que no hicieron nada en las horas duras de la tiranía a sembrar el descontento, a sembrar la desconfianza, porque quien no tenga méritos solo encontrará el camino táctico para ellos de rebajar a los demás; aquellos que no gocen de la confianza de la nación se dedicarán a restar la confianza del pueblo en sus dirigentes.

 

Ponía un ejemplo de lo que es el demagogo. El demagogo es aquel que si, por ejemplo, en estas circunstancias son fusilados en un pueblo 25 confidentes, o en una provincia, o en toda la isla se fusilan 100 esbirros, inmediatamente salen a predicar que la Revolución ha sido traicionada, que hay que matar 10 000, que por ahí no se llega a ninguna parte, que los chivatos andan por la calle.

 

Vendrá el ambicioso, los que no se preocupan realmente por la patria, los que no estén preocupados más que de sus ambiciones y de su vanidad personal. Vendrán, incluso, los que dentro de las propias filas revolucionarias deserten del deber, los que se corrompan y, además, todos los obstáculos que una revolución tiene en su camino. Todos los peligros que una revolución tiene en su camino los tendremos que afrontar, tal vez amenazas extranjeras, tal vez agresiones extranjeras; pero frente a todo ello, hay, sin embargo, una inconmovible fe; la fe que nace de dos cosas: de la confianza que tenemos en nosotros mismos y de la confianza que tenemos en nuestro pueblo (APLAUSOS).

 

Porque nos sabemos leales, porque nos sabemos honrados, porque sabemos que jamás la tentación penetrará en nuestros corazones, que jamás nuestras manos se mancharán con dinero robado o con la sangre del crimen (APLAUSOS). Como sabemos que no vivimos más que para un solo fin, porque sabemos que nuestro destino ha sido este, el de servir a nuestra patria y a nuestro pueblo, porque han sido muy grandes y muy profundas las emociones que hemos vivido, porque cuantas veces nos hemos reunido con el pueblo, hemos recibido ese aliento y ese cariño, que es el cariño que impulsa a los hombres idealistas, que los hace más firmes, que los hace más decididos (APLAUSOS).

 

Todos ustedes saben algo del cubano, que por las buenas se obtiene de un cubano mucho, que por las malas jamás se obtendrá nada de un cubano (APLAUSOS); que a quien lo quiere, quiere; que a quien lo trata con cariño, con cariño trata a quien así lo trata (APLAUSOS). Que no devolvemos el bien por mal, que no odiamos a aquellos que simpatizan con nosotros; tal somos los cubanos, tal son ustedes, tal soy yo, tal son mis compañeros, y a ese inmenso cariño, a esas muestras extraordinarias de simpatía, más allá de todos los méritos que podamos tener nosotros, y que vuelvo a repetir que son muy pocos, solo pagaremos con un cariño y con una lealtad igualmente grandes (APLAUSOS).

 

De una cosa puede estar seguro el pueblo, cualesquiera que sean las vicisitudes; de una cosa puede estar seguro —sobre todo el pueblo humilde, el que necesita de la Revolución, porque es el que ha sido víctima de la injusticia; el pueblo humilde que es el que más necesita de nosotros, más que los ricos, más que los poderosos, aunque todos hayan recibido los beneficios de la libertad, porque la tiranía era igualmente odiosa para todos los cubanos de todas las clases sociales; pero la Revolución, sobre todo, ha de ser en beneficio de los humildes y de los pobres—, jamás le fallaremos. Ciegamente pueden creer en los hombres que han hecho esta Revolución (APLAUSOS), que la continuarán haciendo, porque hay cosas que los hombres de honor, los hombres de sentimientos aprecian más que ninguna otra.

 

El ladrón es antes que nada un hombre que carece de dignidad y que carece de pudor, un hombre que al pasar por las calles no le importa que sus conciudadanos le digan: aquel es un ladrón. No le importa que su hijo oiga o lea que su padre es un ladrón, no le importa que su esposa oiga o lea todos los días que su esposo es un ladrón. El ladrón, el traidor, el criminal es antes que nada un hombre que carece del más elemental pudor. Los hombres de pudor prefieren la muerte antes de que se les señale. Los hombres de pudor prefieren mil veces la muerte antes de que les llamen ladrón, antes de que sus hijos vean que les llaman y les pueden llamar, con razón, ladrón, o criminal, o traidor, o inmoral.

 

Nosotros, los que hemos tenido el inmenso privilegio de saber lo que es el cariño de un pueblo, nosotros, los que hemos tenido el inmenso honor de vernos aclamados por multitudes delirantes, que tienen fe en nosotros, es lógico comprender que prefiramos mil veces la muerte a venir un día por estas mismas calles y encontrarnos la indiferencia, el olvido o el odio de nuestros conciudadanos (APLAUSOS).

 

Duro ha sido luchar contra la falta de fe. Aquí nadie creía en nada ni en nadie, porque muchas veces nuestro pueblo había sido traicionado; nuestra generación se encontró con una semilla de escepticismo, con una semilla de pesimismo. Hoy de nuevo ha renacido en el pueblo la fe, de nuevo hay confianza en un grupo de hombres; aquellos que en otros tiempos la traicionaron, aquellos que en otros tiempos gozaron de la simpatía de las multitudes y después se resignaron tranquilamente a vivir en medio del desprecio público, aquellos hombres, aquel tipo de hombre, resulta inconcebible de acuerdo con nuestra manera de pensar.

 

Nosotros solo queremos una cosa, solo queremos poder siempre comparecer ante el pueblo, poder siempre comparecer ante la multitud, poder hablar con ella, rendirle cuenta de mis actos.

Dicen que las elecciones, por ejemplo, son difíciles, que se necesitan tales y más cuales tramites. Yo creo que los hombres públicos deben estar en consulta permanente con su pueblo, basta venir aquí y reunirse con 10 000 personas para saber lo que el pueblo quiere (APLAUSOS). Y lo que el pueblo quiere aquí es lo mismo que quiere en Camagüey, y lo que el pueblo quiere en Camagüey es lo mismo que quiere en Holguín, en Santiago de Cuba y en el resto de la isla, porque el pueblo es uno solo, y tiene un solo sentimiento y una sola opinión sobre todas las cuestiones (APLAUSOS).

 

Cuando nosotros queramos saber lo que quiere el pueblo, basta con venir a hablar con el pueblo.

El pueblo ahora, por ejemplo, se preocupa por la zafra, porque lo dice, porque cuando se habla de que la zafra empieza pronto, todo el mundo se alegra, luego esa es una preocupación del pueblo (APLAUSOS). El pueblo se preocupa de que haya justicia, de que los esbirros y los confidentes sean castigados ejemplarmente (APLAUSOS).

 

Para saber lo que el pueblo quiere, no hay más que venir a hablar con el pueblo, y esa será siempre nuestra línea de conducta; y el día en que yo no pueda pararme delante del pueblo, el día en que no pueda discutir con el pueblo, ese día para mí habrá terminado toda misión y toda función de carácter público.

 

Nosotros no empezamos ahora, y solo puedo decirles que empezamos llenos de la intención de cumplir con nuestro deber (APLAUSOS); que lejos de pensar que todo está hecho, pensamos que todo está por hacer; que lejos de creer que vamos a descansar después de dos años de subir y bajar montañas y de combatir contra un enemigo que tenía todos los recursos, ahora tenemos que trabajar el doble y el triple; porque aquello de que para los revolucionarios no hay más descanso que la tumba es una gran verdad.

 

El revolucionario no viene al poder a disfrutar del poder, a pasear en Cadillac, a robar, a vivir en casas cómodas, a comer bien. ¡No! El revolucionario llega al poder a vivir igual o peor que antes, a ser tan pobre o más pobre que antes, a ser tan sufrido o más sufrido que antes. El revolucionario no viene al poder a disfrutar de él, sino a ser más esclavo del pueblo, a seguir sacrificándose, en todas las formas posibles, y de eso estamos muy conscientes nosotros. No nos alegramos de pensar en el privilegio que signifique tener hoy los resortes del poder en manos revolucionarias. No, nuestro pensamiento vive solo puesto en que hay un deber que cumplir, en que hay un deber muy sagrado con los muertos, porque ellos están ausentes hoy.

 

Y no se luchó solo para derrocar la tiranía, se luchó para algo más, para sobre las ruinas de la tiranía edificar la nueva patria, que tiene que ser una patria distinta a la que ha sido hasta hoy (APLAUSOS).

 

El triunfo de esta Revolución es una reparación moral, no solo para los que han caído en esta lucha. Pienso con satisfacción que el triunfo de esta Revolución será la realización no solo de los sueños de los hombres de nuestra generación, sino también de los sueños de la generación que se sacrificó en la lucha contra la tiranía de Machado y la realización de los sueños de nuestros libertadores que no están realizados todavía (APLAUSOS).

 

Si ha habido traidores en nuestra historia, podemos decir que en cambio también ha habido hombres leales. Si otros olvidaron a sus muertos, podemos decir que nuestra generación no solo recuerda a sus muertos, sino a los muertos de todas las generaciones cubanas que anteriormente se sacrificaron por algún ideal (APLAUSOS).

 

¡Rendimos un tributo y lo seguiremos rindiendo no solo a los caídos de hoy, a los caídos de ayer, a los caldos de nuestras luchas de independencia, porque los mártires de la libertad, los mártires del progreso de su pueblo, los mártires del ideal, son los mismos de una organización que de otra, de una generación que de otra, de hoy como la de ayer, como la de antes de ayer. Son hombres que han muerto luchando por un sueño, sueño que no se ha realizado, pero sueño que ustedes y nosotros vamos a realizar! (APLAUSOS.)

 

No será esta la única reunión, aquí volveremos. No nos iremos a vivir a la capital de la república; viviremos en toda la isla, porque estaremos siempre en todas partes (APLAUSOS). Mi casa desde hoy, lo digo, es la casa de cualquier ciudadano, en cualquier pueblo de Cuba donde encuentre alberque (APLAUSOS), y tan pronto haya cumplido con las obligaciones más inmediatas en la capital de la república volveré.

 

Volveré primero que nada a la Sierra Maestra (APLAUSOS), ya no en plan de guerra, sino en plan de paz; ya no a pedirles sacrificios a los campesinos que nos sostuvieron en los días difíciles y que con nosotros soportaron las bombas y la persecución, sino a llevar algo, a hacer algo por ellos, a empezar a cumplir lo mucho que les hemos prometido, más que prometido, porque nosotros no prometemos, hacemos, y queremos hacer más que lo que prometemos (APLAUSOS). Vamos a empezar a hacer por ellos lo que ellos esperan de nosotros.

Más que deseos de ir a la capital, más que deseos, incluso, de ver a mi propio hijo, deseo ver de nuevo a aquellos campesinos después del triunfo; deseo ver aquellos rostros, aquella alegría inmensa que ha de invadir los corazones de aquellas familias que antes vivían bajo el terror de los geófagos; que apenas tenían derribada una parte del monte y con mil sacrificios habían podido hacer una finquita, venían los mayorales de los geófagos con la guardia rural y los expulsaban despiadadamente y en muchos casos hasta los asesinaban. Por eso aquellos hombres se adhirieron a nuestra causa incondicionalmente.

 

Ya desde que las primeras tropas del Ejército Rebelde recorrieron la Sierra, se acabaron los desalojos y se acabaron los abusos de los geófagos con los campesinos. Vinieron entonces los horrores de las tropas en operaciones, que asesinaron cientos de hombres inocentes y quemaron millares de bohíos.

 

Aquellos hombres están esperando por nosotros, aquellos hombres que tal vez en estos instantes piensen si volveremos, que tal vez hasta duden, porque siempre ha vivido nuestro campesinado en el temor al engaño, aquellos hombres tendrán la satisfacción de vernos pronto de nuevo en la Sierra Maestra. Digo en la Sierra Maestra porque por algún lugar hay que empezar, y si por allí se empezó la Revolución, justo es que las reivindicaciones se empiecen por allí (APLAUSOS), y que las mejoras que se hagan en Oriente sean seguidas por las mejoras que se hagan en Las Villas, porque después de Oriente vino la Revolución a Las Villas; porque entre Las Villas y Oriente hay una estrecha vinculación, y ha existido en toda nuestra Guerra de Independencia y en nuestras luchas por la libertad (APLAUSOS). En prenda de ello, el Ejército Rebelde mandó a esta provincia a dos de sus mejores comandantes, que atravesaron los llanos de Camagüey para llegar hasta aquí.

La vinculación entre las necesidades de los campesinos de la Sierra Maestra y las necesidades de los campesinos de Las Villas, es grande; lo que allá se haga es lo que se va a hacer aquí (APLAUSOS).

 

A lo primero que voy a tener el gusto de dedicar mi esfuerzo, junto con otras muchas cosas, es a hacer la primera ciudad escolar, con el propósito de que pueda albergar y educar, dentro de los más modernos sistemas de la pedagogía, no 100, ni 500, ni 1 000, sino 20 000 niñas y niños (APLAUSOS). En algún latifundio —-que ya tengo pensado, de ciertos geófagos, porque por allá hay muchos— iremos a separar las primeras 300 caballerías que van a ser propiedad de la ciudad escolar (APLAUSOS). La vamos a empezar a hacer solo con nuestro esfuerzo, con el trabajo de los reclutas revolucionarios, con el aporte del pueblo (APLAUSOS); porque a todo el mundo le voy a pedir ayuda, un poquito a cada cual, para hacer esa primera ciudad, como un homenaje a la primera zona de Cuba donde comenzó la Revolución (APLAUSOS), y para poder ir haciendo lo mismo en las distintas provincias de Cuba.

 

No podemos decir que al mismo tiempo vamos a hacer las 10 ciudades escolares que hacen falta y que es un proyecto monumental, donde realmente se va a crear un tipo totalmente nuevo de hombre cubano, porque allí no va a recibir solamente una cultura general, sino que va a aprender a trabajar, va a recibir conocimientos técnicos y prácticos y va a producir lo mismo que va a consumir allí (APLAUSOS). Es una de las primeras ideas que pensamos llevar adelante.

Ustedes saben cómo se ha constituido el gobierno, ustedes saben que a cada cual le ha tocado una parte de las funciones. A nosotros en este momento nos ha correspondido una función muy importante, relacionada con los institutos armados de la república, pero yo no quiero concretarme a eso. El hecho de haber estado con las armas en la mano combatiendo durante dos años, no ha de ser para privárseme del derecho de hacer otras cosas que no tengan que ver nada con las armas (APLAUSOS).

 

Mi problema no puede ser estar revisando tanques, cañones, ametralladoras, aviones y todas esas cosas. Yo lo tengo que hacer ahora, y lo voy a hacer, porque esas armas son del pueblo y me interesa mucho que el pueblo esté en condiciones de defenderse de cualquier agresión (APLAUSOS), y tengo que hacerlo como un deber y porque tengo, además, la seguridad de que voy a inculcar en esos institutos armados el mismo espíritu que se inculcó en el Ejército Rebelde, que ha sido un ejército de verdaderos caballeros (APLAUSOS).

 

Pero quiero hacer otras cosas. Yo no intervendré en otros problemas de gobierno, porque para eso esta el gobierno, con plenas facultades para actuar. Y aquí no andamos con ambiciones ni con pretensiones de hacer creer que somos nosotros los que gobernamos, no señor. Nos concretaremos a cumplir nuestras obligaciones en donde se nos señale; pero si tengo un especial interés en dedicarme también a ciertas realizaciones de tipo civil, porque vuelvo a repetir que el haber luchado durante dos años contra la tiranía con las armas en la mano, no debe ser para que se me prive del derecho de hacer algo por el pueblo y directamente en contacto con el pueblo (APLAUSOS).

Y lo primero pienso hacerlo en la Sierra Maestra, lo primero que pienso inmediatamente empezar a realizar, porque yo sé cómo se hacen las cosas.

 

Para hacer una empresa, por grande y difícil que sea, lo que hay que hacer es empezarla, como empezamos la guerra aquí cuando parecía que era grande y difícil (APLAUSOS).

Hacer una ciudad escolar para 20 000 niños no puede ser más difícil que derrocar la tiranía de Batista, que parecía bastante difícil (APLAUSOS).

 

Voy a empezar por ahí y por tratar de realizar otras muchas cosas en una zona determinada. Yo no tengo facultades para hacer más, y hasta prefiero empezar haciendo poco, porque se va adquiriendo experiencia. Todos nosotros somos hombres jóvenes, no nos vamos a creer que sabemos; no sabemos nada, lo que tenemos es que aprender mucho y actuar con buena voluntad. El pueblo nos perdonará los errores, lo que no nos perdonaría nunca serían las sinvergüencerías, porque esas son las que no perdona el pueblo (APLAUSOS).

 

El pueblo sabe que lo que tenemos, por encima de todo, es honradez; que por el camino aprenderemos a hacer las cosas lo mejor posible, a hacer las cosas escuchando las opiniones de los que saben, poniendo siempre el oído al mandato y al sentimiento de nuestro pueblo.

Sí diría que el pueblo sabe, y, sobre todo, el pueblo cubano; el pueblo cubano sabe lo que quiere (APLAUSOS). El gobernante que fuese capaz solamente de saber escuchar al pueblo, sería un formidable gobernante. Consúltese la opinión pública y verá todo aquello que disgusta al pueblo, y al pueblo le disgusta lo que esta mal hecho; y todo aquello que alegra al pueblo, al pueblo lo alegra lo que esta bien hecho, porque tiene un sentido critico muy claro, y, por lo tanto, lo que quiero decirles es que ustedes y nosotros tenemos que seguir aprendiendo cada día, tenemos que seguir ganando experiencia.

 

No pienso que con la generación nueva en los primeros instantes todo sean aciertos; considero que habrá errores, hay que tenerlo presente, habrá errores. Y no es lo mismo el error que la mala intención, el error queriendo hacer las cosas y no siempre hacerlas lo mejor posible; pero cada error se rectificará, se tratará de rectificar siempre, y les aseguro que de la misma manera que al principio nuestros oficiales no sabían nada de la guerra y, sin embargo, estaban dispuestos a ganarla —nuestros capitanes pues sabían muy poco: hacer una emboscada, disparar algunos tiros, hostigar al enemigo. No sabia lo mismo el Che, Camilo, Efigenio y Raúl cuando desembarcaron allá que lo que saben hoy; hoy saben lo suficiente para tomar cualquier fortaleza y se puede tener confianza en ellos—, los hombres que hoy empiezan a gobernar no sabrán lo mismo ahora ni tendrán la misma eficacia que tendrán dentro de seis meses, o que tendrán dentro de un año. Eso lo comprende el pueblo bien, ¿verdad? (EXCLAMACIONES DE: “¡Sí!”) A nosotros lo que nos interesa es que el pueblo tenga presente esas cosas.

 

Les decía que vamos a empezar por nosotros. Por lo menos, en lo que a mí se refiere, hay una cosa que sé que voy a hacer bien y es la reorganización de todos los institutos armados de la república. Estoy seguro de que no fracasaré en eso (APLAUSOS), porque ya tengo experiencia sobre eso, porque he adquirido la psicología de los hombres que tienen las armas en la mano, y qué técnica y qué procedimientos hay que seguir con ellos.

 

Pero, además, como les dije, quiero hacer otras cosas, y lo que hagamos en la Sierra Maestra servirá de ensayo; si allí cometemos errores haciendo algún plan determinado, esos errores no se cometerán en otros lugares de la isla. Las enseñanzas que allí adquiramos haciendo primero las carreteras, las hidroeléctricas para la corriente eléctrica para el campesino —pequeñas hidroeléctricas, no hidroeléctricas grandes, porque allí hay muchos ríos que se pueden utilizar con hidroeléctricas pequeñísimas, pero que podrían darle corriente al campesinado allí—, los caminos, la ciudad escolar, las experiencias, las enseñanzas que allí ganemos servirán para ponerlas en práctica aquí, por ejemplo, en la zona de Las Villas, o en el norte de la provincia, o en otros lugares. Así que, incluso, las mejoras que traigamos aquí —en ese orden, porque naturalmente que el gobierno aportará una serie de mejoras inmediatas para el país—, la experiencia que los revolucionarios vayamos adquiriendo en nuestras primeras obras, servirán para las que después vayamos a realizar en el resto de la isla.

 

Un solo propósito nos mueve, un solo deseo, un solo impulso: trabajar. Es una verdadera fiebre que hay de entusiasmo en todos nosotros; tal es que ni dormimos de día, ni dormimos de noche, y creo que ya se nos ha olvidado dormir y se nos han olvidado todas las demás cosas, se lo aseguro (APLAUSOS).

 

Y aquí ya se han variado todas las reglas. Antes los mítines se daban a las 8:00 de la noche, a las 9:00, a las 11:00, ahora los mítines se dan a las 2:00 de la mañana, a las 3:00, son las 3:20 y aquí ni el pueblo ni nosotros descansamos nunca; pero eso es una buena señal (EXCLAMACIONES Y APLAUSOS). Eso quiere decir que estamos en pie de guerra. Eso quiere decir que ustedes y nosotros vamos a triunfar, vamos a triunfar en esta parte difícil que es la parte constructiva de la Revolución; que ustedes y nosotros, porque no descansamos y porque trabajamos las 24 horas del día, vamos a triunfar (APLAUSOS). Con ustedes y con los 6 millones de cubanos que están hoy unidos como no han estado nunca (APLAUSOS), y esos 6 millones de cubanos van a afrontar todos los peligros, esos 6 millones de cubanos van a iniciar una ofensiva creadora que nada la podrá impedir, ni intereses nacionales, ni intereses internacionales, porque ahora somos libres de verdad, y somos libres por nuestra dignidad y por nuestro sacrificio (APLAUSOS).

 

Aquí no tenemos que pedirle permiso a nadie para hacer nada, aquí vamos a hacer lo que le convenga a Cuba en todas las circunstancias (APLAUSOS), y nuestro derecho sabremos defenderlo, porque yo creo en este pueblo como no se pueda creer en ningún otro pueblo. Creo de tal manera en la dignidad y el honor de nuestro pueblo, que digo que a este pueblo hay que respetarlo, porque quien no respete a este pueblo, quien quiera arrebatarle su libertad, su soberanía o su derecho, tendrá que matar hasta el último hombre, hasta la última mujer y hasta el último niño (EXCLAMACIONES Y APLAUSOS). Y porque así pienso de este pueblo, es por lo que reafirmo mi fe en el triunfo, es por lo que estoy seguro del triunfo, tan seguro hoy del triunfo de la Revolución en su tarea constructiva, como estaba tan seguro del triunfo militar del pueblo cuando desembarqué en la playa Las Coloradas (APLAUSOS).

 

Soy un hombre de fe. Hemos triunfado porque creímos en el pueblo. Mientras otros se dedicaron a conquistar militares para dar un golpecito de Estado y que siempre estuviéramos dependiendo de los militares, de que quitaran y pusieran gobiernos, yo jamás fui a buscar a nadie para conspirar. Fui a buscar al pueblo, me presenté ante los campesinos con unos cuantos fusiles (APLAUSOS); fui a buscar al pueblo para con el pueblo conquistar su libertad, y, gracias a eso, podemos decir hoy el grito con el que voy a terminar estas palabras y que es el grito que está en el corazón de todos nosotros, ¡qué viva Cuba libre! (EXCLAMACIONES DE: “¡Viva!”) (APLAUSOS.)

 

(VERSIÓN TAQUIGRÁFICA DE LAS OFICINAS DEL PRIMER MINISTRO)

 

 


Fidel victorious returns to Santiago

Fidel victorious returns to Santiago

At 7:16 PM, departed from Havana's Revolution Square in Havana for Santiago de Cuba, the funeral procession that returns the ashes of the victorious Commander-in-Chief of the Cuban Revolution Fidel Castro Ruz back to Havana.


Thousands of people on one side and the other on the way escort the Historical Leader after signing the oath of the Concept of Revolution.


From early hours in the morning, the spirit will receive in the same way the procession with three words that have become the continuity of the thought of one of the greatest men of the twentieth century: I AM FIDEL, because in each there is a COMMANDER IN BOSS.

Retorna Fidel victorioso a Santiago

Retorna Fidel victorioso a Santiago

A las 7.16 ante meridiano partió desde la Plaza de la Revolución en La Habana hacia Santiago de Cuba el cortejo fúnebre que lleva de regreso a La Habana las cenizas del victorioso Comandante en Jefe de la Revolución Cubana Fidel Castro Ruz.

Miles de personas a un lado y otro de la vía escoltan al Líder Histórico despues de firmar el juramento del Concepto de Revolución.

Desde horas tempranas de mañana los espirituanos recibirán de igual forma el cortejo con tres palabras que se han convertido en la continuidad del pensamiento de uno de los hombres m´s grandes del siglo XX: YO SOY FIDEL, porque en cada uno hay un COMANDANTE EN JEFE.