El día que almorzamos en la misma mesa con Fidel
Por Rafael Daniel
Desde la etapa insurreccional el Comandante en Jefe Fidel Castro demostró el inestimable y trascendental valor que le daba a la prensa por la utilidad de mantener informada a la opinión pública de temas medulares.
Cuando sólo era un militante del Partido Ortodoxo escribió sus primeros artículos para denunciar los desmanes de los gobiernos corruptos de la época, pues consideraba de gran eficacia los medios para dar a conocer las denuncias.
No sólo fue redactor de sus reportajes sino que hasta hizo funciones de fotógrafo.
En un interesante trabajo publicado en el sitio web de la revista La Jiribilla se dice lo siguiente:
“Casi todo lo que escribe a partir de que tiene un rol protagónico en la lucha por la Revolución, lo hace para argumentar sus razones, explicar los fundamentos y estrategias revolucionarias, y para lograr la movilización consciente del pueblo. Nunca debe olvidarse aquel principio enunciado como un rayo de luz: «Al pueblo no le vamos a decir cree, le vamos a decir, lee». Los medios de difusión masiva constituyen en ese camino los puentes”.
Una demostración fehaciente del papel preponderante de la prensa en Fidel lo constituye, sin lugar a dudas, la creación del periódico Sierra Maestra en la clandestinidad y de la emisora Radio Rebelde.
Conocedor de la envergadura de los medios le encomendó al espirituano Faustino Pérez, expedicionario del Granma, que bajara al llano con el objetivo de localizar a un periodista y llevarlo a la sierra para dar a conocer la salud de la guerrilla y aunque los directores de las principales publicaciones se negaron, temerosos por las represalias de la tiranía, sin embargo, logró contactar con el famoso reportero del New York Time Herbert Matthews.
Después del triunfo son muchas las muestras del apego de Fidel a la Prensa como la denominada Operación Verdad, cuando logró la asistencia a La Habana de cerca de 400 periodistas del continente quienes pudieron ver una gigantesca manifestación frente al Palacio Presidencial y asistieron a los juicios contra algunos criminales de guerra.
Como resultado de esta Operación nació la agencia informativa Prensa Latina.
Entre otras muchas acciones, recordamos su activa participación en los Congresos de la Unión de Periodistas de Cuba y más recientemente sus profundas Reflexiones.
EL DIA EN QUE UN GRUPO DE PERIODISTAS ESPIRITUANOS ALMORZAMOS CON FIDEL.
El Comandante en Jefe visitó en muchas ocasiones a lo que es hoy la provincia de Sancti Spíritus, a partir de aquel 6 de enero de 1959, cuando la Caravana de la LIbertad. El 13 de agosto de ese año dirigió y derrotó en Trinidad a la invasión trujillista, por lo que pasó su primer cumpleaños después del triunfo en este territorio.
Después, su presencia personal en el Escambrary durante la Lucha Contra Bandidos hasta las infinidad de ocasiones en que estuvo en el Plan Banao cuando se sembraban allí, aprovechando su microclima, cultivos no tradicionales en Cuba como la uva, la fresa y el espárrago.
Tras uno de los recorridos que hicimos con él a principios de la década del noventa por Sancti Spíritus, el líder histórico de la Revolución se dirigió a la hermana provincia de Ciego de Ávila y unas horas después convocan nuevamente a la prensa para recibirlo al próximo día en el Motel San José del Lago, de Mayajigua, limítrofe con CA.
Aproximadamente a las cinco de la mañana nos dirigimos hacia allá para esperar al Comandante. En todos, la inmensa satisfacción de volver a estar junto a él.
Casi ni sentimos que pasaran una, dos tres cuatro o más horas sin probar bocado, hasta que aproximadamente a las dos de la tarde llegó Fidel acompañado por autoridades partidistas, gubernamentales y del turismo.
Estuvimos con el Jefe de la Revolución en varias áreas del hermoso hotel, caracterizado por sublimes paisajes y sus bondadosas aguas termales, donde se practicaba el turismo de salud con una alta eficacia por sus propiedades medicinales y que ahora ha pasado de manera inverosímil al olvido.
Al concluir el recorrido por San José del Lago entrevistamos al Comandante en Jefe, quien ofreció una verdadera disertación de la importancia del termalismo o medicina nacional y tradicional para curar o prevenir las consecuencias de diversas patologías.
Al terminar nos preguntó que desde que hora estábamos allí. Se lo precisamos y entonces nos preguntó:
-Espero que les hayan brindado algo de comer
Al escuchar aquello, mis tripas, maltratadas, comenzaron a rugir en protesta por la desatención, pero no obstante le dije.
-No, Comandante, no hemos comido nada, pero nuestro deber era esperarlo aquí, en cualquier circunstancias y aquí estamos.
En ese momento criticó a las autoridades pertinentes y explicó la importancia de la prensa para la Revolución y que aquello era inadmisible.
-Me dijeron que hay un almuerzo previsto. –dijo- ¿Alcanza para los periodistas? Porque si no le dan a ellos el mío y el de los que me acompañan.
Le dijeron que alcanzaba para todos y entonces marchamos hacia una casa-cabaña. Allí almorzamos en la misma mesa con el impresionante líder revolucionario, con quien sostuvimos una amena charla, no de los aspectos habituales que casi siempre tratábamos con él los periodistas, si no que abordamos diferentes temas propios de la vida hogareña, algo que nos hizo sentir como en familia
Y como un detalle curioso que nos hace recordar con más amor aquel momento, es que la casa-cabaña adornaba su puerta con el número 90.
1 comentario
Graciela Guerrero Garay -