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Un justo reconlocimiento a las “Glorias Deportivas” locales espirituanas

Un justo reconlocimiento a las “Glorias Deportivas” locales espirituanas

Reciban esto como un homenaje a quiénes nunca, cuando se hable de deporte en Sancti Spíritus, deben pasar al olvido

Por Rafael Daniel

La participación de Cuba en los Juegos Olímpicos fue muy efímera en la primera mitad del siglo pasado. Sólo unos pocos integraban nuestra delegación a la magna cita deportiva mundial, por tanto, de los espirituanos… ¡Nada!

 El baskebolista Jacintón González y  la mediofondista Aurelia “Yeya” Pentón y el ciclista Inocente Lizano, se cuentan entre los primeros espirituanos en participar en Juegos Olímpicos, en la década del sesenta.

 Pero el objetivo de este trabajo no es para destacar la labor de estos prominentes atletas que lograron encumbrar el pináculo de su carrera deportiva con su presencia en JJOO.

 Se trata de distinguir a quienes, a pesar de no ser olímpicos, fueron figuras muy prominentes en el deporte espirituano de su tiempo.

 EL QUIJOTESCO CUCO

 Con entera justeza debemos comenzar por mencionar al profesor de basket Cuco Rodríguez Llorente, una de las personalidades más representativas en la denominada Ciudad del Yayabo, incluso antes del decenio de los años sesenta, aunque fue en este período en el que más se destacó.

 Recordamos a Cuco en la dura cancha de cemento del Instituto Preuniversitario Elcire Pérez –nada de tabloncillo- hoy Escuela Primaria Julio Antonio Mella. Tenía una figura quijotesca, pues era alto, delgado y un enorme bigote adornaba su noble rostro.

 Cuco siempre estaba rodeado de jóvenes atletas, entre los que se encontraban el propio Jacintón y otros, que sin desempeñarse en eventos internacionales, como este,  eran capaces de llenar el graderío aledaño a la cancha del Instituto por su extraordinario carisma: José “El Loco” García, Modesto Fons, Toný Díaz, “ “El Viejo” Benjamín, “Chucho-Sansón”, César Sorí, “El flaco” Pestana, Modesto García, quien a pesar de su baja estatura saltaba como un gamo y casi tocaba el aro, entre otros.

 Todos, o casi todos, jugaron en campeonatos nacionales, lidiando, codo a codo, con los que más brillaban en su época. Muchos procedían de escuela privadas como  Hermanos de la Salle, Academia Remington y otros colegios privados, dónde se practicaban diversas disciplina deportivas.

 CHUCHO-SANSON

 Otros destacados activistas y promotores deportivos de esos tiempos fueron José de Jesús González, hermano de Jacintón, a quien se le llamaba indistintamente “Chucho” o “Sansón”, por su imponente y musculosa figura.

 Al  polifacético “Chucho” lo mismo se le podía ver en un partido oficial de basket que en un “tres pa´ tres” a media cancha, junto a los ya mencionados y a los que se unían “Finco” Basulto y Mario “El Indio”,  entre otros. También se le veía levantando pesas o en una competencia de campo y pista lanzando la bala o el disco.

 “Chucho-Sansón” era un consumado jugador de voleibol –su deporte preferido- con tremendo poder de salto -a pesar de su impresionante peso-  y de fuerte remate, modalidad la que nos dedicábamos en esa época el que suscribe, Jorge Valdés, Eduardo “El Gordo” Meneses, Andrés “Chorizo” Emperador y el único internacional de este grupo: el emblemático Guillermo Águila, quien en una ocasión jugó en un equipo nacional que fue a Yakarta, Indonesia y ya aquello fue suficiente para llenar su ego.

 EL EBÁNICO AGUILA Y DANIEL EL BACHE 

 Águila, sin la corpulencia de “Chucho” –ambos fallecidos- era un negro alto,  fuerte, fibroso, simpático y también polifacético, pues lo mismo remataba sobre la red de voleibol, lanzaba la jabalina, que practicaba el salto alto sobre una soga o con un pértiga volaba por los aires y caía sobre un promontorio de arena, dándose unos batacasos muy fuertes de dónde salía milagrosamente ileso.

 También hizo época en su tiempo Daniel Becerra, “El Bache”, uno de los más prominentes activistas deportivos de los años sesenta, aunque aún no se le denominaba así a estos promotores, generalmente voluntarios, incluyendo a “Chucho” que era trabajador de la construcción.

 Daniel –fallecido recientemente en Estados Unidos- era de estatura media, pero con una extraordinaria definición muscular, pues practicaba lo que entonces se denominaba gimnástica, hoy gimnasia artística.

 El gimnasio estaba ubicado en un  viejo local que antes fue un templo, dentro de un terreno al que se le llamaba de La Prebisteriana, por ser propiedad de una escuela religiosa con esta denominación. Hoy se le llama el Colchón de Jaramillo, segundo apellido de un destacado profesor de judo, fallecido recientemente a edad temprana. Dentro de sus áreas aledañas, donde se jugaba béisbol,  se encuentra la heladería Coppelia de la ciudad de Sancti Spíritus.

 Aún no sé como había tantas cosas en ese reducido gimnasio: anillas, barras asimétricas, caballo de salto, barra fija, colchón de judo, bancas y otros elementos para el levantamiento de pesas, y no sé cuántas cosas más se aglutinaban en la pequeña area.

 En una parte Daniel con sus gimnastas, entre los que se encontraban su sobrino Moisés, Jesús Pita, Alberto Marín, Alberto Hernández, “Pescao”, “Jabalina”, otro, casi un niño, de nombre Ignacio, Ángelito “El Mauser” Dartayert, entre otros, mientras en otra parte guiaba el levantamiento de pesas Peralta y junto a él otros consagrados en ese deporte como “Guilermito”, “Vtico”, Máximo “El tumbador”, los Couso,  Orlando Marín, Romerito, quien también fue un excelente boxeador y muchos más.

 El colchón de judo lo presidía Carlos Alonso, quien, en ese entonces, tenía la mayor graduación en ese deporte con el cinturón azul, al igual que Pedro Guiribitey. Se contaba que habían sido alumnos de Takajama, un japonés que impartió sus conocimientos en la Sociedad El Progreso, hoy biblioteca provincial Rubén Martínez Villena.

 Este tatami fue la génesis para la formación de destacados yudocas espirituanos como Orange Marrero, Roberto Victoria Jaramillo, Valenín Lizano, Ricardo Tuero, “Tuto”, Osmundo Barbarito Marín, Luís “Partagás” y el sucampeón olímpico de Moscú-80 Rafael Rodríguez Carbonell.

 OTROS QUE DEBEMOS RECORDAR SIEMPRE

Un impulsor del deporte en aquella época, cuando apenas se contaba con el mínimo de recursos fue el villaclareño Ariel Camacho, yudoca con cinturón negro, quien estuvo al frente de la dirección de deportes en la Región Sancti Spíritus, entonces perteneciente  a la provincia de Las Villas.

 Muchos de los mencionados participaron de una u otra manera en los eventos competitivos locales organizaos por Camacho, quien aprovecho diversos escenarios para motivar la práctica deportiva.

 En el actual estadio Victoria de Girón se escenificaban competencias de atletismo donde rutilaban jóvenes velocistas como “Café”o Flores.

 Marito Paulette, con su  extraordinaria voluntad, acompañaba a Ricardo “Yénica”  Suárez –del equipo nacional-  en sus incursiones a través de decenas de kilómetros y llegó a competir en eventos nacionales con este y Capote, figuras máximas del fondo de entonces en Cuba.

 Basket y voleibol se jugaba en la cancha del Instituto, con la característica de que los asiduos del fútbol o del baloncesto formaban y competían en equipos de voleibol y viceversa.

 Recordamos también las grandes simultáneas deportivas que Ariel alentó durante jornadas nocturnas en el parque Serafín Sánchez, donde se colocaron aros móviles de basket, net de voleibol, colchones de judo, plataforma para el levantamiento de pesas, elementos de gimnástica, mesas de ajedrez, entre otros que colmaban la avidez del nutrido público en el centro de la ciudad espirituana.

 Un aparte merece una atleta para muchos desconocida: Haidé Noré, destacada pedagoga matancera radicada durante muchos años en Sancti Spíritus, quien llegó a integrar la selección nacional de baloncesto en unos juegos centroamericanos. Durante muchos años dirigió la escuela Carlos de la Torre de Sancti Spíritus. Aquí tuvo familia y aquí reposan sus restos.

 Ellos forman parte de ese numeroso ejercito de soldados desconocidos que en el mundo entero, sin tan siquiera conocerlos, se les rinde postrer homenaje, porque como dijo nuestro apóstol José Martí, Honrar Honra.

 Quizás este trabajo haya quedado incompleto, falten protagonistas  o hechos, incluso en ocasiones sólo pongo sólo su nombre o nada más su apellido y en otros sus apodos, pues acudo fundamentalmente a la memoria, pero sirva como un modesto homenaje a un grupo de Glorias Deportivas locales, precursoras de quiénes, al paso del tiempo, han integrado numerosas delegaciones cubanas a los más disímiles eventos internacionales, incluyendo Juegos Olímpicos.

 NOTA: OTROS QUE NO DEBEN PASAR AL OLVIDO

 Los que mencionamos en este trabajo se destacaron fundamentalmente en la década del sesenta, pero hubo otros que lo hicieron desde antes y marcaron también la vida deportiva de los espirituanos.

 Entonces nos vienen a la mente boxeadores magistrales como “Charolito”, “El Acorazao”, “Relampaguito”, “El Kicaro”, “Terry”, “Babosa” y peloteros como Julio “El Loco” Rojas, “Pellejo Pentón”, “Tatico” Crespo, “Violo” Moreira, Agapito Díaz, quien también fue boxeador, entre muchos otros.

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