Declaración del Círculo de Intelectuales y Artistas de Miami
Por Carlos Rafael Dieguez
- Carlos Rafael Dieguez
- 22 junio, 2017 Mi Rincón
Cuando, con el creciente intercambio cultural entre Estados Unidos y Cuba parecía que la atmósfera cultural irrespirable de Miami comenzaba a oxigenarse y disfrutábamos con orgullo patrio de las excelentes exposiciones de pintores cubanos contemporáneos, residentes en la Isla, que tienen lugar en el “Pérez Art Museum” de Miami (PAMM), se produce el grotesco espectáculo del viernes 16 de junio en el Teatro Artime, en el cual, el presidente Donald Trump, rodeado de lo más extremista del llamado “exilio histórico”, sin justificación alguna y a contrapelo de la opinión ampliamente mayoritaria tanto del pueblo cubano como del estadounidense, anunció y comenzó a poner en práctica su decisión de revertir las medidas tomadas por la administración Obama en el camino de la normalización de las relaciones entre ambos países.
El Círculo de Intelectuales y Artistas de Miami observa con preocupación este retroceso que inevitablemente trae a la memoria colectiva recuerdos de épocas de oscurantismo, intolerancia y violencia que creímos ya superadas. No es posible olvidar, por ejemplo, que en septiembre de 2009, en la calle 8 de esta ciudad, una turba delirante destrozó, utilizando una aplanadora de dos toneladas, discos del popular artista Juanes por el “delito” de ofrecer un concierto por la paz en la capital cubana. En el mismo acto bárbaro, nazifascista –y por el mismo “delito”- fueron aplastados discos de más de una docena de artistas de diversas nacionalidades.
Lamentablemente, la destrucción de bienes culturales por motivos de odio y rencores políticos tiene una larga tradición en Miami. En realidad, forma parte de campañas permanentes de presión y amedrentamiento llevadas a cabo por lo más recalcitrante de la derecha anticubana contra todo intento de tender puentes hacia Cuba. Durante décadas, ha sido regla y no excepción, la práctica de un extremismo irracional contra medios de información que intentaban propiciar intercambios culturales con Cuba. Recordemos la docena de bombas que en los años ochentas hicieron estallar en los locales de la revista Réplica y que determinaron el cese de su circulación. Otro de los muchos actos de barbarie que no debemos olvidar es el que tuvo lugar en la noche del 22 de abril de 1988 cuando un grupo de fanáticos se congregó frente al “Cuban Museum of Art and Culture” (obligado a cerrar a bombazos poco después) con el fin de sabotear la apertura de una exposición de pintores cubanos, como Mariano Rodríguez, Raúl Martínez, Carmelo González y otros, en su mayoría residentes en la Isla. Frente al edificio del museo y en medio de una turba vociferante, un cavernícola prendió fuego a una valiosa obra de arte: “El Pavo Real” del artista Manuel Mendive. Maestro en el estilo afrocubano, Mendive tuvo que esperar más de una década para que sus obras fuesen exhibidas de nuevo -y bajo amenazas- en una galería de Coral Gables.
El ambiente cultural y político de Miami ha sido y es tan mediocre y opresivo que muchos que han intentado sobresalir en sus actividades o, simplemente, obtener y conservar un modesto trabajo para subsistir, se han visto obligados a recitar diariamente un credo anticastrista. Los canales de televisión locales son baluartes de intolerancia, manipulación mediática y, especialmente en sus espacios supuestamente humorísticos, de vulgaridad y grosería.
El regreso a políticas hacia Cuba propias de la Guerra Fría, que impulsa el presidente Trump para complecer a su iracunda y menguante clientela política de Miami, en la que no falta algún que otro connotado terrorista, no sólo tendrá una repercusión negativa en el arte y en la cultura en general sino que medidas como el recrudecimiento del bloqueo y limitaciones en los contactos entre ambos pueblos, violarán derechos inalienables del ciudadano norteamericano y causarán injustificados y evitables sufrimientos a las familias cubanas en ambos lados del Estrecho de la Florida.
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