Inspiraciones por mi ciudad
Cada año quiénes vivimos en Sancti Spíritus – la legendaria villa del Espíritu Santo- sentimos como cada uno de sus ancestrales sitios cobran vida y nos parece escuchar sus voces contándonos las más inverosímiles, pero probables anécdotas, atesoradas en casi medio milenio de impresionante historia.
Con su inconfundible susurro, las aguas del río Yayabo - que atraviesa la ciudad- nos cuentan de sus nupcias con el quimérico puente de cinco arcos y de la eterna felicidad conseguida por ambos en tantos y tanto años de unión matrimonial.
La despampanante Iglesia Mayor, majestuosa, en constante acuerdo con lo infinito, asoma su cabeza por doquier y nos parece como si los rojos tejados fueran su hermosa cabellera que se extiende sobre los cuatro puntos cardinales de la Cuarta Villa.
Y cómodamente situado entre los dos, como en función arbitral, el teatro Principal completa la trilogía de los elementos más simbólicos de la heterogénea arquitectura espirituana, caracterizada por su eclíptico estilo, en el que se combinan disímiles movimientos y épocas que hacen muy difícil encontrar el cuándo.
Las eternas parejas de enamorados sólo cambian su vestuario con el tiempo y salen de la legendaria Quinta Santa Elena, para andar sobre las pulidas piedras de la Calle Llano hacia el barrio de Colón o - en sentido inverso- buscar cobija al romance en la Plaza de Jesús, dónde velarán sus pícaros intentos las torres de la vieja Iglesia de Jesús Nazareno, en constante vigilia y luchando contra los destructores intentos de Cronos.
Llega un nuevo año y lejos de sentir nostalgia por lo que se nos acaba, recorremos esta legendaria ciudad –Monumento Nacional- y su hermosa lozanía, nos inspira el deseo de seguir viviendo, construyendo y disfrutando del futuro que cada día es el presente de quiénes, con orgullo, tomamos como bandera el permanente optimismo de cuidar, sentir y preferir lo nuestro.
Rafael Daniel
1 comentario
Helena Farfán -