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A medio siglo del cruel asesinato de Manuel Ascunce y Pedro Lantigua

A medio siglo del cruel asesinato de Manuel Ascunce y Pedro Lantigua

Por Rafael Daniel

La zona de la cordillera del  Escambray en la central provincia de Sancti Spíritus, fue una de las más afectadas en el país por el terrorismo de las bandas contrarrevolucionarias financiadas por la CIA. El asesinato del maestro adolescente Manuel Ascunce y de su alumno, el campesino Pedro Lantigua, fue un hecho muy horripilante.

Aunque ahora es fácil llegar hasta Limones Cantero, hace 50 años esta era una inhóspita e intrincada zona.  En una modesta casa de madera, al estilo de los bohíos que inundaban los montes en aquella época,  residía con su familia el campesino Pedro Lantigua, a quién se recuerda con mucha admiración por quiénes le conocieron.

 LOS TESTIMONIOS

 “Pedro era una persona muy honesta y valiente a carta cabal. Cuando alguien decía algo que deterioraba la imagen de la Revolución, de inmediato le salía al paso y si persistía, ahí mismo, sin pensarlo mucho, le metía un puñetazo, sin embargo, era muy bueno y servicial. Hombres como ese no deben morir, deben quedar para la historia”

 Quién así se expresa es  Bartolo Romero, campesino de la zona, quien fue también uno de los sobrevivientes de otro macabro crimen de los facinerosos al servicio de la Inteligencia Yanqui ,quiénes asesinaron en julio de 1962 a tres miembros de su familia por el simple hecho de ser revolucionarios.

 El alfabetizador Manuel Ascunce Doménech contaba sólo con 16 años cuando fue torturado y asesinado por bandas asesinas.  Neisa Fernández Rojas, tenía 15 cuando aprendió a leer y a escribir con él. Fue la única persona alfabetizada por Manuel.

 “Sólo faltaba menos de un mes para que concluyera la  campaña de Alfabetización. Después que me entregó el diploma que me avalaba como alfabetizada, nos dijo que marchaba hacia la casa de Pedro. Le dijimos que se quedara, que ya estaba al terminar, pero el se negó”, nos dice Neisa. 

 LOS ANTECEDENTES

 A Anais, otra joven alfabetizadora. le correspondía ubicarse en la casa del campesino  Pedro Lantigua, pero como el lugar era muy intrincado e infectado por bandas contrarrevolucionarias, Manuel le propuso que él iría para allí pues era un sitio muy peligroso y difícil para una mujer. Estaba lejos de imaginar el maestro adolescente que estaba redactando su sentencia de muerte y que engrosaría la larga lista de mártires ultimados  por el terrorismo -alentado por Estados Unidos- contra Cuba desde los primeros años de la Revolución.

 Antes habían caído otros como el Maestro Voluntario Conrado Benítez, asesinado de similar manera junto al miliciano campesino Heliodoro Rodríguez, conocido como Erineo en esa zona de las históricas montañas del Escambray espirituano, cordillera ubicada al centro de Cuba.

(Ver:  http://es.wikipedia.org/wiki/Conrado_Ben%C3%ADtez )

 Conrado le daría nombre al enorme ejército de alfabetizadores que unos meses después salió a invadir hasta las zonas más intrincadas con el único objetivo de cumplir  el precepto martiano de Ser cultos para ser libres.

 El 3 d octubre de 1961 fue salvajemente torturado y estrangulado lentamente por las mismas bandas financiadas por el imperio el joven obrero y Delfín Sen Cedré, quien integraba las brigadas de alfabetizadores Patria o Muerte, que se dedicaban a enseñar a leer y a escribir a los analfabetos de las zonas urbanas. Él se encontraba en la comunidad de Novo, perteneciente a Quemado de Güines en la actual provincia de Vila Clara. (Ver: http://www.granma.cubaweb.cu/2011/10/01/nacional/artic03.html )

 COMO FUERON LOS HECHOS EN CASA DE PEDRO LANTIGUA.

 De este modo se describen los hechos del horripilante crimen  en el sitio de Internet Wikipedia . (Ver:  http://es.wikipedia.org/wiki/Manuel_Ascunce )

 El 26 de noviembre de 1961, en horas de la tarde -Mariana, la esposa de Pedro-  hizo para todos una colada de café recogido, cultivado y tostado en la propia finca, pero cuando ya se estaba repartiendo, no llegó ni si quiera a las manos de Pedro, pues fue sorprendido por presuntos milicianos, que después resultaron ser realmente, los bandidos.

 Mariana se percató de la simulación de los malhechores y salió en defensa de los suyos, quiso hasta hacer ver que Manuel era uno de sus nueve hijos. A la pregunta de quién era el maestro, Ascunce contestó: “¡Yo soy el maestro!” Lo que indignó a los bandidos y arremetieron contra él y Pedro de la forma más brutal y cobarde, además de llevarse con ellos a Pedrito.

 Mariana los sigue y logra arrebatarle al hijo, saliendo en busca de ayuda y refuerzos pero, el estado del tiempo, la oscuridad de la noche y las dificultades propias del camino, no le permitieron evitar a tiempo el propósito de “los alzados”.

 Mientras tanto los bandidos siguieron ensañados con ellos, mediante ofensas, amenazas, golpeaduras, pinchonazos  -14 en total-, luchas, forcejeos y torturas. Cuando ya los tenían medio moribundos, deciden ahorcarlos y los alzan en dos ramas de una acacia, a poca distancia de la vivienda, aproximadamente a las ocho de la noche. Así quedan exánimes los cuerpos de Pedro y de Manuel, por defender la obra de la educación y ser fieles a la causa de la Revolución.

 El asesinato de Manuel se produjo en Limones Cantero, finca Palmarito, junto a su alumno Pedro Lantigua Ortega, a manos de los criminales, Braulio Amador Quesada (principal ejecutor), Pedro González Sánchez y Julio Emilio Carretero Escajadillo (jefe de una comandancia de bandidos). Fin de la cita de Wikipedia.

 OTROS TESTIMONIOS

 Rubén Zayas Montalbán se desempeñaba como  juez en el Condado, comunidad serrana relativamente cercana al lugar sonde se cometieron los horrendos crímenes.

 “Nos dirigimos al árbol y nos encontramos los dos cadáveres colgando de sogas, de las llamadas de buey. Se observaban marcas de violencia, de torturas, de arrastre, muestra de que fueron salvajemente ultrajados antes de asesinarlos”, precisa Zayas Montalván.

 La zona de Limones Cantero es frecuentada por centenares de personas, quienes rinden homenaje a ambos símbolos. Hasta el momento de su fallecimiento hace pocos años, siempre estaba presente Evelia Doménech, madre del maestro mártir,, entre otros familiares de Manuel y Pedro.

 En una de esas ocasiones conversamos con Evelia quien nos dijo:

 “Cuando Mariana le dijo a los bandidos que Manolito era uno de sus hijos y el les dijo valientemente “Yo soy el Maestro”, tal vez él pensó que con eso podrían frenar los instintos criminales de ellos porque… ¡Ser maestro es una cosa muy grande!”

 Hace medio siglo del vil asesinato, sin embargo, no sólo no son olvidados sino que  sus simientes fructificaron y hoy se multiplica en la indetenible obra revolucionaria que tuvo en la Campaña de Alfabetización a uno de sus más prominentes momentos.

 

1 comentario

jesus -

Hola Rafael Daniel. Mucho se ha hablado sobre el asesinato brutal de los alfabetizadores, yo en persona he visitado ambos lugares. Mucho también se ha hablado de lo brutal y sanguinario que fueron los bandidos del Escambray, que dolorosamente algunos sectores los quieren pintar como simples combatientes y asesinaron más inocentes de lo que pudieron matar en combate, eso está claro.
PERO…. De lo que jamás se habla (que pregunte una vez y me dijeron contrarrevolucionario) es si fue correcto y tenía tanta premura meter eso niños y hasta niñas en una zona de guerra infestada de bandidos asesinos ¿Estaría en los cálculos de la revolución que algunos morirían asesinados? O pensaban los grandes líderes que llegado el momento se salvarían solo con decir “Yo soy el maestro”
Usted tiene dos hijas se imagina usted que le hubiese pasado a ANAIS si los bandidos la hubiesen capturado. No cree usted que fue una irresponsabilidad de la revolución poner en riesgo niños y niñas inocentes en una campaña que fue más que otra cosa política y que en 4 años ya el Escambray estaba limpio y seguro.
O esa “Muertes Calculadas” también tenían una segunda intención, desacreditar más a los bandidos, de cohesionar mas al pueblo al lado de la naciente revolución.
Como periodista debe saber cuántas declaraciones ha hecho Cuba sobre niños en zonas de guerra. A cuantos lugares del mundo ha criticado. A cuántos niños ha defendido. PERO… Mandar un niño con un lápiz a una zona de guerra es peor que mándalo con un fusil.
Sé que es un periodista revolucionario y tal vez mis comentarios le parezcan agresivos pero me sentiría muy alagado si los contestara.