Cómo conocí al Che (I)
Por Rafael Daniel
En realidad nunca tuve de cerca al Che. No tuve esa PRVILEGIADA posibilidad de verlo personalmente, como la tuvo Korda en esta histórica foto, ni de escuchar su voz cerca de mí, sin embargo, hay suficientes razones para expresar con absoluta seguridad de qué sí le conocí.
En la década del noventa del siglo pasado hice dos documentales para la televisión sobre la vida del Guerrillero Heroico en el histórico Escambray, complejo montañoso al que algunos, quizás por capricho, pretenden seguir denominándolo con el nombre aborigen de Guamuhaya.
En el primero: “Presencia del Che en el Escambray” pude conocer a muchas personas que estuvieron a su lado durante su accionar por la serranía villareña, a sus principales guías y colaboradores quiénes hablaban sobre él con total vigencia, como si estuviera presente.
Supe de los valiosos testimonios del campesino Julio Peñate, cuya casa era visitada asiduamente por él y tomamos café en el mismo sitio dónde lo hacía el valeroso Comandante, quién –nos decía Peñate- mostraba un trato recto pero a la vez afable.
También recibimos las declaraciones de otros colaboradores como las de los hermanos Broche, encabezados por Juan y supimos acerca de su amarga experiencia cuando este le llevó unas naranjas al Che y al preguntarle si había traído también para toda la tropa y recibir una respuesta negativa, el jefe guerrillero le expreso que no fuera tan “guataca” –adulón- lo que desplomó la vergüenza del campesino.
Nos contó el Comandante Armando Acosta Cordero que el ejemplar Jefe nunca se excusó directamente con Broche, pero al otro día del hecho recibió un trato más cordial que de costumbre, lo que expresaba a las claras un reconocimiento de su error con semejante expresión con uno de sus principales y humildes colaboradores.
También conocí al Che a través de Dominguito García, uno de sus arrieros, quien le sugirió el lugar de Caballete de Casa para la construcción de un Campamento que luego sería la escuela para el entrenamiento de los reclutas y que algunos erróneamente llaman Comandancia.
A través de todos supe de una Reforma Agraria ocurrida el 2 de noviembre de 1958, cuando el Che repartió 26 hectáreas de tierra por campesino, expropiadas a los latifundistas, para mantener la logística alimentaria de la tropa en caso de continuar la invasión al occidente.
En el otro documental: “Por aquí estuvo el Che” volví a sentir muy cerca de mí al Heroico Guerrillero a través de otro grupo de valerosos combatientes clandestinos encabezados por Manguiry, notable figura del Movimiento 26 de Julio en Sacnti Spíritus, quien recibió a la harapienta y desnutrida tropa en su paso hacia el Escambray.
De su llegada a Cantú, donde montó una Planta de Radio y desde entonces, el nombre de la zona es ese: Planta Cantú y de las demostraciones de cariño que recibió en cada sitio por donde transitaba hacia su destino, la serranía villareña.
Una de sus principales características era su apego a la tropa, y sus ansias de conocerlo todo, en un terreno totalmente desconocido para él, por lo que le daba un gran valor a los colaboradores montañeses, elementos clave para todas las acciones que luego acometerían.
(CONTINUARÁ)
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