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"Los gringos no dejarán en Cuba un adarme de vergüenza", dijo Máximo Gómez. Por Rafael Daniel

"Los gringos no dejarán en Cuba un adarme de vergüenza", dijo Máximo Gómez. Por Rafael Daniel

El generalísimo Máximo Gómez dio muestras de su profundo pensamiento antiimperialista cuando expresó en su histórica Proclama de Narcisa al finalizar la Guerra Necesaria: “El día que los norteamericanos se vayan de Cuba, no van a dejar un adarme de vergüenza”

El 13 de octubre no es una fecha más en el calendario de Cuba y de América, pues aunque todos los días del año tienen especiales significaciones en el acontecer social, político y económico del país, esta marca un momento trascendental en esos tres decisivos aspectos que deciden el destino de la sociedad.

Ese año de 1960 se proclama la nacionalización de195 centrales azucareros, la inmensa mayoría de ellos propiedad de entidades estadounidenses. Con este hecho se hacían realidad las palabras del Generalísimo Máximo Gómez cuando consignó: “La Industria Azucarera Cubana al servicio de Cuba, no Cuba al Servicio de la Industria Azucarera.

De esta manera la Revolución Cubana respondía a las maquinaciones imperialistas de debilitar al naciente proceso con la supresión de la cuota azucarera, con lo que pretendían ahogar la economía del país, teniendo en cuenta la dependencia casi total del mercado azucarero con la imponente potencia del norte. El azúcar era prácticamente nuestro único rubro exportable.

Con anterioridad habían pasado a manos del pueblo las refinerías de petróleo y las compañías de electricidad y de teléfono, propiedades de empresas yankis.

Ese mismo día también se nacionalizó la banca en el país, con 37 entidades financieras y una cifra superior a las 300 oficinas en todo el territorio nacional.

De esta manera el resguardo monetario cubano quedaba en manos del pueblo a través del Banco Nacional de Cuba y convertía a toda la actividad bancaria en propiedad social, con excepción de los bancos canadienses The Royal Bank of Canada y The Bank of Nova Escotia, comprados por el Gobierno Revolucionario.

Desde hacía más de medio siglo el dólar operaba como la moneda oficial, mientras el peso cubano, la moneda nacional, se subordinaba alrededor del omnipotente poder del dinero yanki. Por ejemplo, en el año 1927 circulaba siete veces más dinero norteamericano que cubano, muestra de la entrega total a los designios de Washington .

De esta histórica manera se cumplía con otro de los apotegmas del saber del Generalísimo, quien no daba muestra de ser sólo diestro con el machete, sino que también era un soberbio pensador político, cuando vaticinó en su histórica proclama de Narcisa, nombre entonces del central espirituano Obdulio Morales, de Yaguajay , donde estaba al final de la Guerra Necesaria: “El día que los norteamericanos se vayan de Cuba, no van a dejar un adarme de vergüenza”
Del mismo modo, mediante la Ley 890, el Gobierno Revolucionario procede a la expropiación forzosa de 382 grandes empresas industriales.

Así de esta manera, además de otras múltiples medidas de beneficio popular, la Revolución cumplía, con la valentía que siempre le ha caracterizado, con lo proclamado por Fidel en el programa del Moncada y magistralmente expuesto en su histórico alegato de autodefensa conocido como “ La Historia me absolverá ”.

 

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