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Cundío: el dueño del central Uruguay

Cundío: el dueño del central Uruguay Hay cubanos y cubanas que tienen tan enraizado el sentido de pertenencia de su centro de trabajo que en ocasiones lo humanizan tanto que lo consideran como parte inseparable de su familia. En el central Uruguay, de Jatibonico, en la central provincia de Sancti Spíritus encontramos a Cundío, un obrero azucarero excepcional.

UNA INDAGACION

Si preguntamos en Jatibonico por Francisco de Paula Rabí, todos nos mirarán extrañados, pues dónde único aparece registrado este nombre es en los documentos oficiales, "… incluso hasta en mi CDR, creo que tampoco está, pues cuando he donado sangre o en la guardia, el nombre que aparece es por el que me conocen todos: Cundío"

Y una muestra que atestigua la anterior aseveración de este hombre es que cuando peguntamos en su cuadra por su apelativo real nadie supo darnos referencia, sin embargo "… si ustedes dicen que se trata de un negrito bajito que conversa mucho, le regala caramelos a los niños y que todos los días va al central, en zafra o no zafra, llueva truene o relampaguee, entonces enseguida le van a decir: ¡Ah, sí! ¡Ese es Cundío!"

UN POCO DE HISTORIA

El Uruguay es uno de los centrales azucareros de mayor capacidad de producción de azúcar en el país. El año anterior festejó el centenario de su primera zafra. Sólo unos tres lustros después de esa arrancada se estrenaba en el mundo el llanto de Cundío, confundido con el pitazo del ingenio.

"Claro que mi llanto era un lamento. Imagínate el ambiente de miseria que había en aquellos tiempos para los pobres y si eras negro, peor. O sea, que yo vine a agravar la pésima situación de mi familia"

Generalmente en Cuba y otros países de habla hispana a los Franciscos les dicen Paco o Pancho, sin embargo, no existe antecedente en otro lugar del mundo que a los que llevan ese nombre les endilguen el apodo de Cundío.

"Eso de Cundío me viene porque yo en mi barrio jugaba mucho a los escondidos –juego tradicional infantil- y casi nunca me encontraban y cuando alguien preguntaba por mí, decían: "Ta´condio" (por está escondido) y desde entonces se me quedó para siempre ese apodo".

¡CASI SETENTA ZAFRAS SIN JUBILARSE!

Desde hace sesenta y ocho zafras (¡consecutivas!) el central azucarero jatiboniquense observa a la pequeña figura de Cundió incursionar por sus entrañas, y nada de paso lento y deprimido. Paradójicamente, a este hombre el tiempo le hace más flexibles las articulaciones y su andar es tan ligero como el de cualquiera de los cientos de jóvenes que laboran en la industria, de los cuáles siempre está rodeado.

"Yo no puedo estar un solo día sin venir al ingenio, haya o no haya zafra. Cuando no lo hago parece que me falta algo. Es parte de mi vida y lo siento tan mío como mi propia casa. La Revolución nos hace sentir dueños de todo esto".

Confiesa que no tiene intenciones de jubilarse, no obstante ser el trabajador azucarero en activo más antiguo del país.

"¿Jubilarme? ¡De eso nada! Yo me siento muy fuerte todavía para aportarle mi granito de arena a la sociedad. Me siento saludable. Fíjate que en mis 86 años he visitado solamente una vez a un médico, con eso te lo digo todo. Si algún día me jubilo, será cuando lo haga Fidel, y por cierto ¡Hay Comandante en Jefe para mucho rato! "

Rafael Daniel

1 comentario

Luz Gabriela -

Buen Articulo Dany.