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Posada Carriles: la oprobiosa historia de un terrorista

Posada Carriles: la oprobiosa historia de un terrorista

La inminente liberación del terrorista más prominente del Hemisferio Occidental no es causa de asombro para nadie que posea el más mínimo vestigio de vergüenza en el mundo, pues desde el mismo momento de su detención, las  diferenciadas condiciones de su arresto le favorecían.

Quizás algunos incautos cayeron en la trampa de la demagógica cruzada antiterrorista del sanguinario presidente norteamericano George W. Bush y pensaron que había llegado la hora de que Posada Carriles pagara por sus horrendos crímenes.

La farsa estaba montada. El confeso criminal se convertía en un inmigrante ilegal más, que mentía “noblemente” sobre cómo logró entrar a los Estados Unidos y su imagen de “apacible y benevolente anciano” recorría al mundo como la de un eficaz luchador anticastrista que entrega lo mejor de su vida a la causa de la “liberación” del pueblo cubano.

Atrás quedaba su activa militancia en las infames filas de las huestes batistianas y después del victorioso triunfo de enero de 1959 sus prestaciones a los más mezquinos intereses de la CIA yanqui. También iba al basurero del olvido su participación en actividades genocidas al servicio de oprobiosos regímenes latinoamericanos, la voladura del avión de cubana frente a las costas de Barbados que costo la vida a 73 personas de tres nacionalidades que venían a bordo, incluyendo al equipo juvenil de esgrima que regresaba alegre y victorioso a su patria.

Muchos le acusan de participar en el asesinato del presidente norteamericano  Jhon F. Kennedy, entre múltiples e ignominiosas acciones más para ganarse un reconocido puesto en el estercolero de la historia.

El monstruo se mantiene feliz en su madriguera y no podía ser de otra manera en un país en el que la injusticia reina. Posada pertenece al grupo de los terroristas buenos, de esos que son  alentados, financiados y apoyados por el mismo país que se erige como emblema del antiterrorismo y de los derechos humanos.

Hombres de su calaña enrarecen con su fetidez el ambiente del controvertido vertedero de  Miami –capital natural  de la mafia anticubana- y así se pasean libremente por sus calles asesinos de la estirpe de Orlando Boch, el denominado Médico del mal, repugnante asesino liberado por George Bush, padre, como pago por sus criminales servicios a las más inmundas causas.

  De acuerdo con la hipócrita doctrina del emperador Bush "cualquier país que proteja a un terrorista será considerado terrorista él mismo…" ¿estará entre los planes del desprestigiado gobernante norteamericano invadir militarmente a Estados Unidos? Rafael Daniel

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